Técnicas de teatro para directivos: del despacho al escenario

Diego Martos, fundador de Di Towanda, explica el funcionamiento de escuelas que fusionan teatro y dirección de empresas.

Cuando Steve Jobs se subía sobre las tablas del Yerba Buena Center cautivaba al público. Esa capacidad de distorsionar la realidad que se le asociaba -y a la que tanto se alude en su biografía autorizada-, no responde en realidad a capacidades divinas.

Su carisma, apoyado por su forma de moverse en el escenario, su tono de voz y su discurso era lo que verdaderamente exaltaba su imagen de gurú TIC. Pero todo esto es más mundano de lo que parece a simple vista: es un guion medido escrupulosamente.

Pueden encontrarse muchas analogías entre una keynote y una obra de teatro y es más, entre un directivo y un actor. Todo ocurre en directo sobre un escenario y frente un público. Si el guion falla, habrá un plan B, si éste se trunca, habrá que acudir a la improvisación.

Diego Martos, fundador de la escuela de formación Di Towanda se dio cuenta de esta simbiosis. Su escuela, que cofundó junto al actor y diputado Toni Cantó, cubre en realidad, un vacío. “Nunca ha existido ninguna disciplina formativa que enseñe a comunicar”. En Di Towanda los directivos aprenden técnicas de teatro para mejorar sus capacidades comunicativas.

Los talleres trabajan la expresión corporal, el storytelling, que incide en la forma de comunicar un mensaje y las técnicas de improvisación frente una audiencia.

En los 8 años que Di Towanda lleva abierto, los mejores han sido los últimos cinco. “Aunque parezca mentira 2012 ha sido nuestro mejor año”, declara Martos. “Muchas personas se han dado cuenta de que el teatro quita vergüenzas y ayuda a superar miedos”.

En la escuela, los ejecutivos potencian sus partes positivas. Para las partes negativas se utilizan métodos de clown. “Potenciamos las partes negativas desde el punto de vista de que los directivos sean capaces de reírse de sí mismos”.

No se trata de convertirlos en actores, se trata de mejorar lo bueno que ya tienen”, revela Martos.

Las mejoras se notan en seguida. Por una parte se trata de una acción transformacional personal. “Se revisan creencias, objetivos de vida y se busca la alineación de la misión personal y la profesional”, asegura.

A pesar de que las cuestiones económicas y las siglas ROI parecen muy alejados del carácter romántico del teatro, Martos ve una clara conexión. “El directivo que sabe influir en equipos, vendedores y clientes va a conseguir ROI en ventas”, defiende.

Por ello trabajan desde un prisma que se orienta al negocio. “No somos unos hippies humanistas del mundo del teatro”, continúa, “sabemos que hay que orientarse al negocio, pero eso pasa por orientarse a la persona”.