A Telefónica no se le da bien la red

A Telefónica le gusta internet. De hecho, y como explicaba uno de los ponentes del curso de verano organizado por Asimelec La convergencia digital, a las teleco no les queda más remedio que adaptarse a los nuevos tiempos y converger, es decir, dejar de ser únicamente los cables que llevan los contenidos de un lado a otro para ser ellos mismos los contenidos.

Telefónica ya lo intentó bastantes veces, aunque no siempre le salió muy bien.  De hecho, prácticamente nunca le salió muy bien. La más reciente de sus inversiones fue Keteke, su propia red social para un público de entre 14 y 35 años. Si finalmente compra Tuenti, podría romper una racha de fracasos en contenidos y red que tiene pintas de maldición biblica.

Último intento: Keteké

La apuesta de Telefónica se presentaba como “la primera comunidad virtual multiplataforma con el acceso más amplio, ya que permite interactuar desde el teléfono móvil, el ordenador o incluso desde la televisión a través de Imagenio”. Además incluía un juego multijugador gratuito, Ketekecity, que permitía a los usuarios interactuar en un entorno a lo Second Life. “La idea es llegar a todos los usuarios de la forma más sencilla posible”, aseguraba entonces en un comunicado a los medios el director de Terminales y Multimedia de Telefónica España, Luis Ezcurra.

Querían llegar a los 200.000 usuarios en 2009, el año de su lanzamiento, como apunta una nota de prensa de la época. “Keteké no tiene como objetivo anunciar los servicios y productos de Telefónica, sino permitir y fomentar la comunicación multidispositivo y el entretenimiento de los jóvenes”, dejaban claro en el mismo comunicado.

Keteké no ha tenido el éxito esperado y se ha reconvertido hacia los contenidos.
Puntocom y Lycos
En general, a las operadoras de telecomunicaciones no les salieron muy bien sus inversiones de la época de las puntocom, su primer intento de entrar en el emergente mercado de la red entonces, el inevitable mercado de internet ahora. Lycos fue la inversión que prometía el éxito y se quedó en un fiasco.


En mayo de 2008, y tras meses de negociaciones fallidas, ni Telefónica ni Bertelsmann, los máximos accionistas de Lycos, habían conseguido vender sus acciones en la compañía y continuaban buscando comprador. Telefónica se había hecho con parte del portal al fusionarse a su vez con Terra, quien había hecho la inversión en el momento álgido de la burbuja puntocom.
En 2004, Terra había conseguido vender una parte de Lycos a una compañía coreana,  mientras ella misma intentaba sobrevivir. Curiosamente, a la luz de los hechos del futuro, su asesor en esta venta fue  Lehman Brothers, asesor de tantos entonces y con un pasado reciente bastante negro.

En 2009, Lycos, al menos en la parte europea – que es la que les toca -, fue clausurado.
Terra
Aunque el fracaso más sonado es sin duda Terra. Terra se convirtió en unas de las entradas en cotización más espectaculares de la historia del mercado español. Entró en bolsa en 1999 y sus títulos multiplicaron su valor en tres meses por la increíble y asombrosa cifra de 10.
En 2003, Telefónica se hizo con el 75% de las acciones de la compañía para consolidar a Terra. Tras el estallido de la burbuja puntocom, Terra ya no era lo que era.
Decidida a reorientar una compañía que ya estaba en problemas y que había perdido su esplendor, Telefónica decidió hacerse con el control absoluto de Terra, lo que acabaría empujando a su fusión con la operadora y su salida de mercado. El proceso consiguió críticas entre los minoritarios de Terra, el pago  de 457 millones de euros para acabar con los problemas y quejas de estos socios y una fusión en 2006.
Endemol
Pero las aventuras en contenidos de Telefónica no sólo se limitan a internet: también entraron en Endemol, la productora de Gran Hermano y otros progrmas de gran tirón de audiencia.
Telefónica compró en 2000 Endemol por 5.500 millones de dólares, unos 4.800 millones de euros al cambio de 2006, cuando la operadora vendió una parte por 2.600 millones valorando a la firma en 3.500 millones de euros.  El resto lo había sacado poco antes a bolsa. La clave de la desinversión era que Endemol no era una compra estratégica. 

La curiosidad de esta venta es que Telefónica pensaba utilizar parte de lo ganado para comprar, ya entonces, la parte de Portugal Telecom en Vivo, por 1.750 millones de euros.