Soplo de aire fresco para RIM: BB10 aprueba en seguridad

Ha recibido la certificación FIPS 140-2 de segurdidad, requisito mínimo que deben tener dispositivos gubernamentales y de gestión de información sensible.

No todo iban a ser malas noticias para el gigante canadiense. RIM acaba de anunciar que ha conseguido la acreditación de seguridad del Gobierno de los Estados Unidos.

Es un soplo de aire fresco para la compañía. No ha sido un buen año para RIM ha visto caer en picado su cuota de mercado y su cotización en los mercados de valores. El fabricante de Blackberry ha pasado de ser un referente en el entorno corporativo a tener una presencia apenas pequeña.

Esta tendencia se atribuye al duopolio Apple/Samsung y a la creciente implantación del BYOD. Los dispositivos más exitosos entre los consumidores finales son los mismos que se utilizan en la empresa.

Pero a RIM le queda Blackberry 10. Su sistema operativo, aún en fase de pruebas, es para los expertos, la última gran oportunidad del gigante. También para la propia compañía, que tras retrasar hasta en dos ocasiones su lanzamiento, admite estar construyendo una plataforma competente que tendrá un gran impacto en el mercado. Los terminales, promete RIM, podrán el foco en la empresa, aunque sin dejar de lado la experiencia de usuario.

La idea es tener un SO lo suficientemente poderoso como para alcanzar acuerdos de licencias con terceros –fabricantes de hardware-.

Pero habrá que esperar para ver cuál es la estrategia de la canadiense. Los primeros dispositivos con BB 10 no llegarán a las tiendas hasta finales del primer trimestre de 2013.

De momento RIM puede presumir de haber superado un primer gran escollo en esta carrera. Ha recibido la certificación FIPS 140-2, que permite a los organismos gubernamentales implementar los dispositivos. Hablando en plata, un “aprobado” en seguridad. Y lo ha conseguido antes de lanzar el SO, lo que es para el responsable de seguridad de RIM “notable logro”, como recoge Reuters.

La certificación FIPS es el requisito mínimo que han de tener los productos utilizados por las agencias gubernamentales estadounidenses e industrias reguladas que trabajan con información sensible.