Vista a fondo. II: Instalación

Como todos sabréis ya tras el aluvión de noticias que todos los medios han proporcionado sobre ello – incluido The Inq -, tanto Windows Vista como Office 2007 ya están oficialmente presentados en todos los ámbitos.

Tal es la repercusión de este sistema operativo en todos los ámbitos que diversos portales se han apresurado a presentar sus análisis pormenorizados, con ejemplos como los que comentaban algunos de nuestros lectores en la primera parte de esta serie.

Así, Tom’s Hardware acaba de realizar una interesante análisis sobre la diferencia de rendimiento entre Windows Vista y Windows XP, y sus conclusiones avalan lo que muchos otros habían dicho: aún no es el momento para pasarse a este sistema operativo. Pero como suele decirse, habrá que darle tiempo al tiempo, porque Vista irá puliendo sus carencias gracias tanto a sus propios desarrolladores como a los de terceras partes tanto en segmentos hardware como en software.

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En esta segunda entrega de la serie analizaremos los polémicos requisitos hardware que son necesarios para completar la instalación de Windows Vista, además de repasar el proceso de instalación del sistema operativo.

Microsoft, muy optimista respecto a los requisitos

Ha sido el aspecto más criticado del nuevo sistema operativo, y con razón: los requisitos hardware que nos impone Microsoft si queremos instalar y utilizar Vista con comodidad son casi futuristas.

Aún así, en Redmond se esfuerzan por tratar de minimizar esas exigencias: teóricamente los requisitos mínimos son los siguientes:

– Procesador a 800 MHz
– 512 Mbytes de memoria RAM
– 15 Gbytes de disco duro
– Tarjeta gráfica compatible con DirectX 9 y con al menos 64 Mbytes de memoria de vídeo

Y sí, es probable que Vista se pueda instalar en un equipo con estas características, pero difícilmente podría hacer que el equipo fuese mínimamente usable. Para disfrutar de la ‘experiencia Aero’, con la nueva interfaz gráfica, y para tener tiempos de respuesta del sistema inmediatos, Microsoft indica lo que llaman las especificaciones ‘Premium ready’, que caracterizan a un equipo capaz de sacar partido de las ediciones avanzadas:

– Procesador a 1 GHz
– 1 Gbyte de memoria RAM
– 15 Gbytes de disco duro
– Tarjeta gráfica compativle con DirectX 9, 128 Mbytes de memoria de vídeo, soporte SM 2.0, soporte WDDM.

Pero de nuevo, estos requisitos son claramente optimistas, porque aunque de nuevo sí que será posible instalar Windows Vista en este tipo de equipo, su rendimiento estará muy lejos del que nos pretenden vender los departamentos de márketing de Microsoft.

Memorias de elefante, tarjetas gráficas de ensueño

Y es que existen dos claves fundamentales a la hora de disfrutar de Windows Vista a plena potencia. Mucho más que el procesador – que sí juega un papel importante, pero no crítico – es importante disponer de ‘gigas’ con ‘s’ de memoria. Todas las pruebas de rendimiento que hemos podido estudiar y nuestras propios análisis confirman que Windows Vista es un voraz consumidor de memoria RAM, por lo que contar con al menos 2 Gbytes de memoria es un requisito casi determinante en este tipo de implantaciones.

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La segunda clave en lo que respecta al buen funcionamiento del sistema operativo es, cómo no, la tarjeta gráfica. La nueva interfaz gráfica Aero es claramente superior a la que los usuarios utilizaban en Windows XP, pero el precio a pagar es muy caro – y hablamos de dinero real -, ya que las tarjetas gráficas ‘menores’ harán perder muchos enteros a la hora de aprovechar las nuevas posibilidades gráficas del sistema.

En realidad este último apartado no es tan determinante como el de la memoria salvo en un caso muy especial: el de la inminente llegada de los juegos con soporte DirectX 10. Estas nuevas bibliotecas gráficas permitirán a los desarrolladores implementar juegos mucho más realistas e impactantes gráficamente, pero la potencia necesaria para mover esas pesadas escenas se traducirá en la necesidad de nuevas tarjetas gráficas con dicho soporte. Por lo tanto, si disponemos de una gráfica “decente” con soporte DirectX 9 y memoria de vídeo de 128 Mbytes es muy probable que todo ese mundo de promesas que ofrece Aero esté a nuestra disposición.

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NVIDIA ya ha lanzado al mercado su nueva familia 8000 y ya tiene disponibles su 8800 GTX y GTS, pero en pocos meses dispondremos de modelos más modestos que seguirán las gamas 8600 y 8300. AMD/ATI también presentará en apenas 2 meses su prometedor R600 – que según muchos rumores hará que el G80 muerda el polvo -, mientras que Intel también ha anunciado que el soporte de DirectX 10 en sus chips gráficos integrados será una realidad palpable muy pronto, algo que ya mencionamos muy recientemente en The Inq.

Las primeras pruebas realizadas con Vista en el terreno gráfico aún no están a la altura de lo esperado, tal y como confirma la excelente comparativa de Tom’s Hardware. En sus análisis todas las pruebas realizadas con juegos corrían más lentamente en Vista, aunque no mucho peor.

Sin embargo, hay que tener en cuenta un factor esencial: los controladores de dispositivo para las tarjetas gráficas han sido hasta hoy productos en fase muy beta, por lo que estamos seguros de que muy pronto esos rendimientos gráficos estarán mucho más en la línea de lo que se espera de este sistema operativo.

Instalación: minipunto y punto para Microsoft

El primer aspecto en el que destaca la nueva solución de Microsoft es sin duda en el proceso de instalación. Y señalamos especialmente la palabra instalación porque es mucho más recomendable realizar una instalación limpia que optar por la actualización sobre un sistema operativo anterior.

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Windows Vista tiene uno de los sistemas de instalación más rápidos y eficientes de todos los que he podido experimentar, incluidos sistemas Linux y mis – lo reconozco – limitados escarceos con MacOS X. La instalación en un equipo decente – 2 Gbytes de RAM, micro a 2 GHz mono-core o dual-core – no lleva mucho más de 25 minutos, y la intervención del usuario es mínima. Apenas tendremos que introducir la clave de activación del sistema – aunque incluso podemos obviar este paso y dejarlo para más tarde -, además de especificar la zona horaria y nuestro nombre de usuario. Pocos pasos después nos encontraremos ante un sistema dispuesto para ser utilizado.

Pero aquí hay truco, claro.

En realidad la instalación de Windows Vista se basa en la utilización de una de las ideas preclaras de los ingenieros de Microsoft: utilizar una imagen virtual del sistema operativo, un fichero enorme, estándar y compatible en todo tipo de configuraciones, y que se descomprime en nuestro disco duro. Esto evita el engorroso proceso de copia de los sistemas anteriores, y muestra las virtudes del llamado WIM (Windows IMaging format). Este tipo de formato hace en esencia lo que programas como Norton Ghost aplicaban tradicionalmente con las copias de seguridad de las particiones. Existe información mucho más detallada sobre esta tecnología aquí.

De hecho, la utilización de este formato y la modularidad de la que hace gala Vista – que tras una instalación “tipo” va instalando controladores según el hardware de nuestro PC en una etapa posterior – son especialmente beneficiosas para grandes implantaciones. El escenario típico es el de una empresa en el que es necesario implantar Windows Vista en un centenar de equipos: las nuevas características que Microsoft ha puesto en juego mejoran un apartado que ya era destacable con características como las instalaciones ‘desatendidas’ y al que se añaden nuevas funcionalidades como la evaluación de compatibilidad del hardware – a través de red – y del software instalado en las grandes corporaciones.

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Así pues, el proceso de instalación de Windows Vista – totalmente detallado en el mega-análisis de Paul Thurrot – es tan sencillo como rápido, y es muy probable que más de uno se lleve una sorpresa con la compatibilidad hardware que Windows Vista demuestra. Las versiones previas (las betas y las Release Candidates) aún tenían mucho camino por recorrer, y aunque es evidente que no todo el hardware está cubierto, es muy posible que si la instalación no resuelve nuestros problemas, el administrador de dispositivos de Windows Vista sí lo haga.

Opciones de instalación

Como comentábamos anteriormente, la instalación limpia de Windows Vista es el método que claramente dará mejores resultados a cualquier usuario que pretenda utilizar este desarrollo, pero aún así, existirán situaciones en las que otras opciones de instalación serán muy apropiadas para los usuarios.

Una de ellas es la actualización, que evidentemente reducirá también el coste de la versión de Vista que compremos. Los precios de actualización dependen de la edición que escojamos, ya que si ya disponíamos de una copia legal de algún otro sistema operativo de Microsoft podremos optar a esta opción. No obstante, hay que señalar que dependiendo de la versión de Windows XP que tengamos, podremos instalar una u otra edición de Vista.

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La actualización permitirá que conservemos los datos de nuestro sistema operativo anterior, por lo que teóricamente no perderemos datos durante el proceso – aunque como siempre, la típica copia de seguridad es un seguro de vida.

Otra de las opciones más destacables es la del arranque dual, que ya existía en versiones previas y que Windows Vista vuelve a permitir. Mediante esta técnica es posible instalar dos sistemas operativos en distintas particiones de nuestro disco duro, de modo que durante el proceso de arranque sea posible elegir con cuál de los dos sistemas queremos trabajar. Hay que tener en cuenta que para que esta técnica funcione debemos instalar Vista sobre XP (tener instalado Windows XP primero antes de ponerse a instalar Vista) y no al revés, y uno de los motivos es que Vista sí detectará que existe un sistema operativo previo que debe ‘considerar’ durante el proceso de arranque, algo que Windows XP no hará correctamente. De hecho, el menú de arranque inicial que se basaba en el archivo boot.ini de Windows XP ya no es tal, y el manejo que Windows Vista hace de esta información es muy distinta, como podéis comprobar en esta guía o en la página dedicada al tema de Microsoft.

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Precisamente el arranque dual es el más apropiado para poder conservar nuestro sistema con Windows XP tal y como estaba, y además poder utilizar Windows Vista siempre que queramos, de forma que si por alguna razón uno deja de funcionar, el otro seguirá corriendo normalmente. De hecho, esta opción es útil incluso a la hora de recuperar ficheros que creíamos perdidos al dejar de funcionar XP o Vista, y también será muy útil si alguna aplicación no corre como esperábamos en Vista pero sí es totalmente compatible con Windows XP. µ

Ver también
Vista a fondo. I: Introducción
Vista a fondo. III: Una nueva interfaz
Vista a fondo. IV: El Sistema de Ficheros
Vista a fondo. V: Ocio digital a tu alcance
Vista a fondo. VI: Ofimática a tu alcance
Vista a fondo. VII: cómo aderezar un Sistema Operativo

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