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Hace ya mucho tiempo que todo el mundo tiene claro que los códigos QR son el estándar de códigos para leer a través del móvil: la mayor parte de los fabricantes incluyen en los smartphones la tecnología para leerlos, hay software para todos los sistemas operativos y, lo más importante, los códigos QR se ven en todas partes, desde revistas hasta carteles por la calle. Microsoft, no obstante, vivió 2011 al margen, insistiendo en sus Tag de colores. A finales de año, cedió.

¿Qué puede llevar a una compañía como Microsoft a mantenerse durante tanto tiempo de espaldas a algo claramente mayoritario? Especialmente si se tiene en cuenta que su Windows Phone está todavía lejos de ser uno de los principales sistemas operativos móviles, decidir además que sus usuarios no podrán leer códigos QR no parecía la decisión más acertada si lo que querían era aumentar su cuota de mercado. Su razón, no obstante, es sencilla: Redmond tenía su propia tecnología para esto, los Tags, algo en lo que habían invertido mucho dinero. Admitir la derrota es difícil. En noviembre de 2011 lo hicieron, anunciando que sus teléfonos podrían también leer códigos QR y NFC. El estándar ya lo es del todo.

Las peleas más encarnizadas: el vídeo web

Uno de los frentes de batalla abiertos en la actualidad y con más partes interesadas por convertirse en estándar es el del vídeo web. Una vez que la era del Flash (con su particular guerra contra Apple) se acaba, un nuevo horizonte de HTML5 en el que los navegadores no necesitarán plug-ins para reproducir vídeo se abre. La etiqueta será “<video>” , pero lo que todavía no está claro es cuál será el formato finalmente escogido.

El más popular fue desde el principio H.264, pero entonces en enero de 2011 Google decidió retirarle su apoyo: el gigante anunció que Chrome dejaría de incluir soporte para ese codec en HTML5. ¿La razón? Google prefiere quedarse con el suyo propio, WebM (de código abierto, el sucesor de VP8), y que sea este el estándar. Sus argumentos oficiales son que un estándar de código abierto es mejor que uno con licencia y que además WebM funciona mejor.

No obstante, de momento la suerte parece estar decantándose del lado de H.264, especialmente en lo que a dispositivos móviles se refiere: casi todos los smartphones incluyen este códec integrado, mientras que WebM todavía no aparece en demasiados dispositivos. Eso sí, no parece que Google vaya a rendirse tan fácilmente.

Las tarjetas: SIM y microSD

No, no compiten entre ellas. Las SIM y las microSD son tarjetas con objetivos bien distintos, pero ambas, claramente estándar en la actualidad, cuentan con historias que amenazan o amenazaron su posición. Las SIM, por ejemplo, las tarjetas que todo teléfono móvil y tablet incluye para conectarse a la operadora telefónica, podrían estar a punto de cambiar. En Apple han pensado que quizá las tarjetas SIM del futuro deban ser más pequeñas (y más finas que la microSIM que ya utilizan algunos de sus dispositivos), permitiendo además así que los dispositivos siguan adelgazando y reduciéndose. Se lo propuso a la ETSI en mayo de 2011, pero todavía no hay respuesta.

Las tarjetas microSD son el alma de las cámaras de foto de la actualidad, la memoria en la que se almacenan las fotografías. Como buen estándar, ya ha sido entendido por fabricantes de ordenadores, que ahora incluyen un lector de microSD para poder prescindir del cable. No obstante, los propietarios de una Olympus de hace más de un año no podían utilizar la ranura de su ordenador para transferir las fotos, ya que su tarjeta era distinta. Olympus se mantuvo fiel a su tarjeta xD, desarrollada con Fujifilm, hasta 2009, cuando lanzó su primera cámara (la E-P1) con soporte tan solo para tarjeta SD. Desde 2010 todas sus cámaras se han adaptado al estándar.

La guerra del vídeo HD: Blu-ray vs HD DVD

Una de las batallas más sonadas y que a más fabricantes implicó fue la del formato de almacenamiento óptico de vídeo en alta definición. En este caso los dos competidores principales eran el HD DVD (desarrollado por Toshiba, Microsoft y NEC) y el Blu-ray, la propuesta respaldada por compañías como Sony y Panasonic. La guerra por convertirse en estándar duró varios años, hasta que en 2008 Toshiba anunciaba la derrota afirmando que no seguirían fabricando reproductores y grabadoras de HD DVD.

La guerra entre estos dos formatos es curiosa por varios motivos. Para empezar, ambas partes quisieron evitarla: las asociaciones detrás de cada uno de los formatos, DVD Forum y la Blu-ray Association estuvieron negociando varios meses para dar con una solución. No obstante, no lograron llegar a un acuerdo. La otra rareza de esta guerra es la poca calada que ha tenido el vencedor en el mercado: el Blu-ray es el estándar para almacenar vídeo en alta definición, pero el DVD normal, dejando la definición de lado, parece seguir siendo la norma.

Las guerras por lograr ser estándar son normales e incluso lógicas desde el punto de vista empresarial: cuando una compañía ha invertido muchos millones en el desarrollo de una tecnología que funciona no quiere ceder a otra tecnología que sirve para lo mismo simplemente porque es la que está siendo más usada. Intentar convencer al consumidor y a la industria provoca casi siempre más pérdidas. Pero ceder a la primera es no darle a su formato ni la posibilidad de triunfar.