5 desafíos que condicionan en pleno 2025 la competitividad de una empresa

“La competitividad ya no se juega en costes o tamaño, sino en la capacidad de adaptación tecnológica y cultural de las organizaciones”, advierten desde la consultora Setesca.

Para salir airosas en un mundo altamente competitivo y marcado por el pulso innovador, las empresas deben tener en cuenta una serie de desafíos.

La consultora Setesca, que ha publicado el informe “El valor del Departamento IT en tiempos de transformación estratégica”, detecta cinco grandes retos que condicionarán la capacidad de las empresas para diferenciarse a lo largo de 2025. “La competitividad”, determina Jordi Damià, CEO de esta compañía, “ya no se juega en costes o tamaño, sino en la capacidad de adaptación tecnológica y cultural de las organizaciones”.

La ciberseguridad y el cumplimiento normativo conforman, en su opinión, el primer gran obstáculo que deben superar las organizaciones debido al incremento que están experimentando amenazas como el ransomware-as-a-service. También crece la influencia de las herramientas de inteligencia artificial, que sirven tanto para lanzar nuevos ataques como para frenarlos.

En segundo lugar, las empresas deberían completar sus procesos de transformación digital y adopción de las últimas tecnologías. Esto incluye el cloud computing, el 5G y las soluciones de automatización.

“La tecnología ya no es una ventaja: es una barrera de entrada para competir”, advierten desde Setesca, que añade que “la falta de inversión tecnológica está reduciendo la ventaja competitiva” en muchos negocios.

Otra área que hay que atender es la relacionada con la captación de talento cualificado, que suele escasear, y la gestión de los costes de TI ante el encarecimiento de los departamentos de tecnología.

“La solución”, según Setesca, “pasa por integrar la formación tecnológica desde la base organizativa, en colaboración con centros educativos y programas de formación dual”.

El auge de la inteligencia artificial es un desafío en sí mismo, junto con su integración en el ámbito corporativo y un correcto análisis de los datos.

Por último, Setesca apunta a la “innovación como factor diferencial” y explica que, “en un entorno empresarial marcado por la disrupción constante, la innovación ha dejado de ser una ventaja opcional para convertirse en un factor estructural de competitividad”.

En este sentido, “la digitalización no puede limitarse a optimizar procesos: debe formar parte integral de la propuesta de valor, del modelo de negocio y de la cultura organizativa”, explica la consultora. “Integrar tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, la automatización o el análisis avanzado de datos permite no sólo ganar eficiencia, sino también ofrecer experiencias personalizadas y adaptarse con agilidad a los cambios del mercado”.