Autoaprendizaje como respuesta ante la escasez de talento digital

La escasez de talento digital deja 7.000 puestos vacantes al año en España. El autoaprendizaje se presenta como una opción interesante para acceder a este mercado laboral.

La falta de talento digital es uno de los mayores quebraderos de cabeza para cualquier organización. La captación y retención de talento cada vez se complica más para los responsables del área TI de las empresas, dada la escasez de profesionales y el incremento de los salarios y de las exigencias laborales de los posibles candidatos. Y la situación es aún más complicada para las administraciones públicas, que no pueden entrar a competir en esa ‘subasta’ de talento.

Según el ‘IV estudio de ‘Empleabilidad y Talento Digital 2021’, elaborado por la Fundación VASS y la Universidad Autónoma de Madrid, la escasez de talento especializado en España es preocupante, ya que sólo salen algo más de 8.000 egresados universitarios al año en disciplinas informáticas, mientras que hay más de 14.000 empresas con procesos de contratación abiertos en estas especialidades.

De este modo, aunque ya se contratan entre 35.000 y 40.000 profesionales técnicos al año, el pasado año quedaron 7.000 posiciones sin cubrir por la falta de perfiles cualificados, tal y como recogíamos hace unos días. Y la situación podría agravarse en los próximos años. “España debería crear 1,3 millones de especialistas TIC para cubrir los objetivos marcados por la Comisión Europea de cara a 2030, pero con los ritmos actuales no llegaríamos a los 400.000 en ese tiempo. Además, según nuestras previsiones, la carencia de perfiles técnicos se agravará, a razón de 50.000 profesionales adicionales cada año”, explica Antonio Rueda, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y responsable de este estudio.

El informe hace especial hincapié en la falta de capacidad de las universidades para afrontar este déficit de talento digital. No en vano, recalca que más de 27.000 jóvenes que han solicitado plaza en el grado de Informática desde el curso 2015-16 se han quedado fuera por la incapacidad de absorción del sistema universitario. Como consecuencia de ello, casi la mitad (48,5%) de los contratados para perfiles técnicos procedentes de la universidad no vienen de Ingeniería Informática, sino de otras carreras, como Telecomunicaciones, Física, Matemáticas u otras ramas de ingeniería.

Ante esta brecha entre oferta y demanda laboral, se están buscando alternativas. Una de ellas es el upskilling (mejora) y reskilling (recapacitación) de competencias mediante la formación de la propia plantilla. Otra opción son los bootcamps, cursos intensivos en los que es posible adquirir habilidades específicas en poco tiempo.

Y otra posibilidad es el autoaprendizaje, al margen de los modelos de enseñanza tradicionales y aprovechando las posibilidades que brindan las nuevas tecnologías, que permiten el desarrollo de aplicaciones con las que es posible adquirir nuevas competencias profesionales, sin tener que pagar grandes sumas de dinero y ajustando el ritmo a los tiempos de cada usuario.

El aprendizaje de idiomas es un caso paradigmático, con ejemplos como Duolingo o Babbel. Pero este modelo también se puede trasladar al mundo tecnológico. Y ésta es la propuesta de Sololearn, una plataforma que permite el autoaprendizaje de 20 lenguajes de programación, en cursos diseñados por expertos en cada materia y donde no hace falta tener conocimiento previo en ninguno de los lenguajes ofrecidos.

“La clave del éxito de este tipo de aplicaciones es que eliminan todas las barreras que nos impiden aprender sobre tecnología, siendo el dinero y la ausencia de tiempo dos de las más relevantes”, afirma Yeva Hyusyan, CEO de la compañía.

Esta plataforma utiliza distintas técnicas de gamificación para hacer que los usuarios quieran volver cada día a seguir aprendiendo y completando sus lecciones. Esta estrategia consiste en trasladar la mecánica de los juegos al ámbito educativo para motivar a las personas para cumplir sus metas, ya sea a través de pequeñas recompensas dentro del entorno digital o a través del ‘learning by doing’ (aprendizaje experiencial), es decir, resolviendo pequeños problemas que podrán encontrarse en el mundo laboral.