Bill Gates se despide de Microsoft

El próximo  27 de junio será el último día a tiempo completo de Bill Gates en Microsoft, la empresa a la que ha dedicado 33 años de su vida y que transformó el sector de la informática a nivel mundial.
Nacido el 28 de octubre de 1955, su fortuna valorada en 58.000 millones de dólares le convierte una de las personas más ricas del mundo. Desde muy pequeño William Herny Gates III se interesó por los ordenadores, cuando todavía no apasionaban a las multitudes.

En 1973 ingresó en Harvard, pero sólo duró dos años, ya que dejó la universidad para crear su propia empresa con su amigo Paul Allen. Así el 4 de abril de 1975 nace Microsoft. 
Ambos compran un sistema operativo informático, lo modifican un poco y lo llaman MS-DOS (Microsoft Disk Operating System). Luego se lo ofrecen al gigante del sector, IBM, pero mantienen los derechos de propiedad intelectual, una decisión que les asegurará una fortuna.
IBM no exige la exclusividad y les permite instalar el programa, rebautizado después como Windows, en los ordenadores fabricados por empresas competidoras. Rápidamente, el sistema operativo empieza a ser instalado en un número cada vez mayor de ordenadores, hasta monopolizar prácticamente el mercado: actualmente, su software hace funcionar a más de 90% de todas las computadoras del mundo.
El grupo empieza a cotizar en bolsa en 1986 y se convierte en un referente del sector tecnológico en los años 90. Aunque a medida que ha pasado el tiempo, los valores de las acciones han ido perdiendo afectado por la explosión de las empresas de Internet.
Fundación Gates
A pesar de los pequeños baches por los que ha pasado Microsoft, Bill Gates ha logrado amasar una gran fortuna que le ha permitido crear la Fundación Bill y Melinda Gates, a la que ahora va a dedicar su tiempo.


Ya lo anunció en 2006, cuando recibió el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional -precisamente por su labor con la Fundación- en junio de 2008 dejaría de ser presidente ejecutivo de Microsoft, y así lo ha hecho.
El próximo mes de julio, Bill Gates sólo pasará por su despacho el 20% de su tiempo, como el mismo reconoció en uno de los últimos discursos como trabajador a tiempo completo de Microsoft.

Las dos terceras partes del tiempo que dedicará a la empresa serán para escribir, pensar y trabajar en una variedad de proyectos, incluyendo la próxima generación de Microsoft Office, interfaces nuevas y búsquedas. “Estoy muy involucrado en el tema de las búsquedas, el desarrollo interno”, explicó.

Herencia convencida

Los nuevos jefazos del gigante del software y sucesores de Gates se convencen de que todo irá bien sin él. Ray Ozzie, que reemplazó hace dos años a Gates en el papel de arquitecto jefe de software, asegura que la compañía es tan grande que “no tiene un solo punto flaco”. 
Por su parte, Steve Ballmer, el socio y amigo de toda la vida de Gates y director ejecutivo desde 2000, afirma que Microsoft “no perderá el paso” con este cambio.

Sin embargo, la marcha del fundador del gigante informático tiene un gran valor simbólico. Los empleados de Microsoft que no conocen la línea oficial de la compañía afirman, sin ningún problema, que “Bill Gates es Microsoft“, y que va a ser una persona difícil de sustituir. 


Demostrando que hay vida más allá de Microsoft, Gates se dedicará a donar dinero, a promover la investigación de enfermedades dejadas de lado y a encontrar otras formas para mejorar la vida de los pobres del mundo.

Momento complicado

Sin embargo, son muchos los que opinan que el retiro de Bill Gates ocurre en un momento delicado para el gigante estadounidense, cuyo modelo económico, los programas informáticos pagos, se muestra vulnerables.
 
El grupo acaba de perder la oportunidad de comprar Yahoo!, número dos del mundo en materia de publicidad en Internet y debe encontrar otras vías para desarrollarse en ese sector.

Microsoft intenta ahora otros medios para fortalecerse en Internet, donde tiene menos del 3% del mercado mundial de búsquedas, ante más de 60% de Google. Es difícil imaginar cómo, sobre todo cuando las últimas declaraciones de Ballmer negaban cualquier intento de compra de empresas de Internet.