Brown se disculpa por la persecución homófoba a Turing

El matemático Alan Turing tuvo un papel esencial en la segunda guerra mundial descifrando los códigos cifrados empleados por los nazis, en particular de la máquina “Enigma”. Tras la contienda diseñó uno de los primeros computadores electrónicos programables digitales, trabajó en el software de una de las primeras computadoras reales, la Manchester Mark I, y formalizó mediante “la máquina de Turing” los conceptos de algoritmo y computación.

“El pago por su trabajo” (igual que 50 años antes a Oscar Wilde), de la bárbara legislación británica de la época, fue una acusación de “indecencia grave y perversión sexual” cuando se conoció que era homosexual. Convencido que no tenía de qué disculparse no se defendió de los cargos y fue condenado a un año de prisión sustitutiva por un tratamiento hormonal. Una medicación que le produjo importantes alternaciones físicas y le convirtieron en impotente.

Oficialmente se suicidó dos años después del juicio por envenenamiento por cianuro, aunque se sospecha que pudo haber sido asesinado. Una historia lamentable para el padre de las ciencias de la computación, al que ahora al menos se le hace justicia en un escrito del gobierno británico:

“No es exagerado decir que, sin su extraordinaria contribución, la historia de la Segunda Guerra Mundial pudo haber sido muy distinta. La deuda de gratitud que le correspondía hace aún más horrorosa la forma tan inhumana en que fue tratado…”. “Turing, se merecía algo mucho mejor y aunque no podemos volver atrás, su tratamiento fue, por supuesto, absolutamente injusto y me complace tener la oportunidad de expresar cuánto sentimos, yo y todos nosotros, lo que le sucedió”, señala Brown.

“Alan y muchos otros miles de homosexuales que fueron condenados como él en aplicación de las leyes homofóbicas fueron tratados de forma terrible”, añadió el primer ministro británico en alusión a las más de 100.000 víctimas de estas leyes.