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El acuerdo entre Ono, R, Euskaltel y Telecable para pujar de forma conjunta por las frecuencias móviles es un hecho histórico. Empresas que deberían ser rivales se han lanzado de la mano para conseguir su trozo del pastel en el complicado refarming, en el que demasiados jugadores quieren un trozo de algo no tan grande.

Con cierta perspectiva ya temporal, Silicon News analiza los principales puntos del acuerdo y sus consecuencias.

¿Acuerdo contra natura?
En un principio podría parecer que la entrada de las cableras de forma única y conjunta en la puja por ancho de banda móvil es un acuerdo que ralla lo que está en la naturaleza business. Al fin y al cabo son todos players de un mismo mercado. “La demarcación es diferente”, explica Martín Pérez, presidente de Asimelec, recordando que ninguna de las operadoras podría invadir el terreno de alguna de sus competidoras.

“Cuando se repartió el cable se repartió pensando que hubiese una empresa de cable en cada una de las comunidades autónomas”, apunta.

Cable vs móvil
Las cableras están ahora presentes en el mercado móvil como OMV. Contar con su propia red sería por tanto muy útil. “El cable dispone de una moderna red de fibra óptiva para conectar hogares y necesita de frecuencias para poder desplegar estaciones de móvil y desarrollar su negocio con la competitividad necesaria”, apuntaban en un comunicado conjunto.

Pero, ¿es un movimiento inteligente? El analista de iSuppli, Ronan de Renesse, recuerda en un breve análisis sobre el pacto de las cableras que ésta no es la primera vez que las cableras prueban el mercado móvil. En Estados Unidos, ya lo hicieron Comcast, Cox y Time Warner en una apuesta muy cara. “Los operadores móviles ya compiten de forma muy agresiva en el despliegue de redes en España y a las cableras les va a resultar extremadamente difícil atraparlos”, explica Renesse, que recomienda aliarse con algún jugador “más pequeño” dentro del mercado móvil que las grandes, como Yoigo.

…Y Yoigo
Yoigo, la Juana de Arco del refarming, podría ser la gran perjudicada en un reparto de frecuencias en el que las cableras lancen argumentos solventes. “Como no puede ser de otra manera, respetamos su decisión de acudir a cualquier licitación, aunque la dinámica de cumplimientos de compromisos de inversión puede ser compleja de articular”, es cuanto tiene que decir el director de relaciones institucionales y desarrollo del negocio de Yoigo, Gabriel Míguez, sobre la entrada de las cableras en el mercado.

“Son todos socios nuestros”, señala Pérez sobre el nuevo tablero de lucha del refarming, señalando que de lo que se alegran es de la existencia de un buen nicho de espectro para repartir. “Las empresas de cable tienen también derecho a estar en el negocio móvil, al igual que están las empresas tradicionales”, reconoce.