Carl Icahn, el terror de Wall Street

Tras su intento por evitar que Dell dejase de cotizar en Bolsa, el veterano inversor se ha embarcado en un nuevo proyecto: incrementar el valor de las acciones de Apple.

Hacerse con hermosos paquetes de acciones y presionar con tenacidad por un cambio de rumbo en la compañía elegida es lo suyo, incluso llevándose por delante a las personas que están al cargo en ese momento o forzando reestructuraciones de calado hasta incrementar su cotización. Carl Icahn es lo que se conoce como un “coporate raider” en el mundo financiero clásico. Lleva medio siglo dedicándose a jugar (y ganar dinero) en la Bolsa y la verdad es que no le ha ido mal. A día de hoy su fortuna personal está valorada en nada menos que 20.000 millones de dólares, lo que le vale para auparse al puesto número 26 de la lista Forbes sobre los hombres y mujeres más ricos del mundo (según datos de marzo de 2013), empatado con el príncipe saudí Alwaleed bin Talal (aunque cabe destacar que éste ha corregido la posición afirmando que su fortuna es considerablemente mayor) y la familia Kwok de Hong Kong.

Esto quiere decir que el uso de la técnica de compra apalancada, tal y como apunta dicho ranking, también le ha servido para situarse por delante de nombres de sobra conocidos en la esfera tech como Steve Ballmer (15.200 millones), Paul Allen (15.000 millones), Mark Zuckerberg (13.300 millones) o Michael Dell (15.300 millones). De hecho, con este último ha librado un complicado pulso durante meses recientes a cuento de su plan para devolver el gigante que fundó y todavía dirige al ámbito de las empresas privadas. Esto es, de las que no cotizan en Bolsa y, por lo tanto, no tienen que sufrir el escrutinio de terceros. ¿Qué es lo que quería Icahn? Conseguir un pago más abultado por las acciones de Dell que el ofertado conjuntamente por Michael y la firma Silver Lake si la compra debía seguir adelante. Este precio fue fijado en 13,75 dólares, una cifra que pese a ser mayor que la original no consiguió convencer a su rival, que llegó a presentar su propia propuesta de adquisición.

El final es sabido por todos. Las votaciones se fueron aplazando, Icahn no consiguió formar una directiva alternativa ni convocar una reunión anual al tiempo que la especial y tampoco se admitieron sus reclamaciones de que Dell faltaba a sus obligaciones fiduciarias al quedarse con una oferta que, a su entender, la infravaloraba. Una de las gotas que colmó el vaso de este “inversor activista” fue la modificación de las reglas de voto para que también pudiesen opinar los nuevos accionistas. Reconociendo que se había llegado a un punto en el que “sería imposible ganar la batalla”, Icahn decidió hacerse a un lado y desearle suerte a su contrincante. Pero no sin antes hacer referencias a lo que considera “una acción digna de Vladimir Putin”, las leyes actuales, el hecho de que a algunos directivos “les importen un bledo” ciertas situaciones y ciertas formas de gobierno.

“Preguntamos en broma ‘¿cuál es la diferencia entre Dell y una dictadura?’ La respuesta: La mayoría de las dictaduras que funcionan sólo necesitan aplazar la votación una vez para ganar”, dejaba caer en un escrito nada más retirarse. “Las Juntas no debería poder tratar las elecciones como lo hacen las dictaduras totalitarias, donde al perder simplemente ignoran los resultados”. Esta forma de hablar no es nueva. Ya en 1988 Icahn decía que “muchas personas mueren luchando contra la tiranía. Lo menos que puedo hacer yo es votar contra ella”, tal y como se lee en el encabezado de su página web The Icahn Report. Ahí cuenta que tras licenciarse en Artes por la Universidad de Princeton inició la carrera de Medicina. Al par de años abandonó y, previo paso por el Ejército, acabó recalando en Wall Street de la mano de Dreyfus & Company. Tenía alrededor de 25 años.

Un lustro más tarde fundó su propia correduría, Icahn & Co., y ya al filo de la década de los 80 comenzó a hacerse con lo que él mismo llama “posiciones de control en empresas individuales” de distintos sectores. Entre ellas las tecnológicas Motorola, Yahoo!, Netflix y BEA Systems (después comprada por Oracle, que lo intentó más de una vez hasta pagar 8.500 millones de dólares). Aunque también han sido sonados los casos de Marvel, Time Warner, Texaco, RJR Navisco o la histórica aerolínea americana TWA. Su cometido siempre es potenciar el valor de la compañía en la que consigue hacerse hueco para buscar la recuperación de su inversión más la generación de ganancias adicionales, y la reacción de los implicados suele ser dispar. Su fama de inversor con olfato y negociante agresivo le precede. Mientras el mercado se mueve hipnotizado por su influencia, revolviendo las cotizaciones al alza en lo que se ha dado en denominar “efecto Icahn”, los Consejos de Administración y directivos al mando se echan a temblar.

De Dell a Apple

“Algunas personas se enriquecen estudiando la inteligencia artificial. Yo hago dinero estudiando la estupidez natural”, ha llegado a decir en su cuenta de Twitter, la misma que ha utilizado para anunciar su entrada en Apple con una participación importante en un momento en el que la firma de la manzana mordida está siendo presionada por el avance de la competencia en materia móvil y su parón en innovación. Asimismo, Icahn ha recurrido a las redes sociales para ir revelando con cuentagotas sus reuniones con Tim Cook, centradas en una posible recompra de acciones por 150.000 millones de dólares. Otra vez su palabra ha servido para animar al resto de inversores que confían en que cada uno de sus títulos suba hasta los 700 dólares. Aunque, como ya hemos visto, no todo han sido victorias en la trayectoria de este veterano “tiburón” de 77 años. El mundo de las inversiones es arriesgado por definición y habrá que esperar para ver si Cook cede o no a las presiones.

Más allá de su vena inversora, su fuerte personalidad como hombre de negocios y la actual presidencia del holding Icahn Enterprises, Carl Icahn fomenta otro tipo de causas. Por ejemplo, ha promovido la creación de varias organizaciones con fines caritativos junto a su mujer como son Icahn Charitable Foundation, Foundation for a Greater Opportunity y Children’s Rescue Fund, algo así como Fundación Benéfica Icahn, Fundación para una Mayor Oportunidad y Fondo de Rescate Infantil, con un especial cuidado por la educación de los más pequeños en zonas como el Bronx de Nueva York.

Imagen destacada: Twitter @Carl_C_Icahn