El coste del cibercrimen roza ya los 600.000 millones de dólares

Esto supone el 0,8 % del PBI global, según datos aportados por McAfee y CSIS.

El impacto del cibercrimen en la economía se ha incrementado de forma notable desde 2014. Si ese año las pérdidas mundiales se estimaban en 445.000 millones de dólares, ahora, con 2017 terminado, se acercaría a los 600.000 millones.

Así lo desvela el informe Economic Impact of Cybercrime-No Slowing Down que ha publicado McAfee en colaboración con el CSIS.

Esos cerca de 600.000 millones que cuesta la ciberdelincuencia a las empresas supone el 0,8 % del PBI global.

Detrás del crecimiento observado se encuentran “la capacidad de los ciberdelincuentes de adoptar de forma rápida las nuevas tecnologías, la facilidad para involucrarse en ciberdelitos y la creciente sofisticación de la actividad financiera de los cibercriminales de primer nivel”, según los expertos.

“El mundo digital ha transformado casi todos los aspectos de nuestras vidas, incluido la delincuencia. De esta forma, la criminalidad es más eficiente, menos arriesgada, más rentable y más fácil de llevar a cabo que nunca”, comenta Steve Grobman, Chief Technology Officer en McAfee, que añade que “un ejemplo de ello es el uso del ransomware, donde los ciberdelincuentes ya pueden subcontratar parte de su trabajo a agentes especializados. Los proveedores en la nube de ransomware-as-a-service escalan de forma eficiente los ataques para alcanzar a millones de sistemas, al tiempo que estos se automatizan de forma que requieren una mínima intervención humana. Si añadimos a estos factores la aparición de criptomonedas que facilitan la monetización rápida y minimiza el riesgo de arrestos, el resultado es una cifra de cibercrimen de unos 600 mil millones de dólares”.

“Sin duda”, termina Grobman, “esto refleja hasta qué punto nuestros logros en tecnología han transformado la economía criminal tan radicalmente como lo han hecho con cualquier otra parte de nuestra economía”.

Hoy por hoy el objetivo predilecto son los bancos, mientras que los Estados nación se sitúan como la fuente de cibercrimen más peligrosa. Rusia, Corea del Norte e Irán son señalados como los países más activos en cuestión de hackeo de instituciones financieras. China, por otro lado, destacaría en ciberespionaje.