Cuando adquirir una compañía se convierte en una muy buena (o muy mala) idea

Un producto o servicio que promete y puede ser complementario. Una base activa de usuarios. La propiedad intelectual en su poder. Un equipo de profesionales talentosos que ha ido dando forma al negocio hasta convertirlo en objeto de deseo para sus rivales… Son diferentes las opciones que pueden motivar la compra de una compañía por parte de otra. Pero en todos los casos subyace la potencial adición de valor, algo que solamente se puede certificar con el paso del tiempo.

YouTube, PayPal y otras compras con estrella

Cuando Google compró YouTube, la plataforma de vídeos apenas acaba de iniciar su trayectoria. Fue fundada en 2005 y al año siguiente ya era absorbida por la compañía de Mountain View a cambio de 1.650 millones de dólares, si bien conservando su marca. Ahora es uno de los productos más conocidos de Google, con 1.900 millones de usuarios, prácticamente la mitad de los internautas, y existen incluso derivados como YouTube TV, YouTube Music, YouTube Gaming o YouTube Kids.

Algo similar ha sucedido con Android, otra apuesta que le ha salido redonda a Google, que adquirió la compañía de Andy Rubin en 2005 y que al igual que YouTube le está reportando beneficios, si no se tienen en cuenta los quebraderos de cabeza por el juicio sobre Java con Oracle. En estos momentos no se podría entender el ecosistema móvil sin este sistema operativo, ya que es el más extendido en cuestión de smartphones por delante de otros como iOS y lo utilizan múltiples fabricantes.

Otro gigante como Microsoft acertó con el esfuerzo económico de 8.500 millones de dólares que hizo hace un tiempo por Skype, una herramienta de comunicación usada tanto por consumidores como por profesionales alrededor de todo el mundo. Skype había caído antes en manos de eBay por menos de 3.000 millones, que no le sacó el jugo que después sí ha logrado exprimir de PayPal. De hecho, este popular sistema de pago que costó 1.500 millones a principios del milenio tiene más ingresos que la matriz. Durante el último trimestre, PayPal ingresó 3.860 millones de dólares; eBay, 2.600 millones.

La lista de aciertos en la industria tecnológica se puede remontar a casos de hace más de diez años, como fue la compra de los ordenadores de IBM por parte de Lenovo, que se gastó 1.750 millones en su unidad de informática personal y que ha podido asentarse en el mercado de portátiles, equipos de sobremesa y estaciones de trabajo junto a referentes como HP, Dell, Acer, Apple o Asus. De hecho, ya es quien más vende, con casi una cuarta parte del mercado.

Esa lista también cuenta con operaciones más cercanas, caras e igual de sorprendentes, como la de WhatsApp que hoy en día forma junto a Facebook, y la también adquirida Instagram, uno de los conglomerados sociales más importantes. Instagram costó menos de 1.000 millones de dólares y ahora supera los 1.000 millones de usuarios mensuales, y los 500 millones diarios, activos. WhatsApp, que también tiene más de 1.000 millones de adeptos, siendo la principal app de mensajería, supuso un desembolso unas 30 veces superior. Ambas apuestas operan como servicios independientes de Facebook.

Nokia, Lycos y otras compras estrelladas

Aunque no todo son oportunidades bien aprovechadas ni operaciones que resultan tal y como se esperaba. En 2013, Microsoft decidió hacerse con buena parte del negocio de dispositivos y servicios de Nokia en el marco de una adquisición muy comentada que debería haber allanado el camino a Microsoft en la era smartphone. Pero la marca que en su día fue líder en movilidad, y cuyos restos se han concentrado en el mundo de las redes, se vino abajo, como lo hizo la plataforma Windows Phone. Microsoft sufrió una pérdida superior a los 7.000 millones, se reestructuró y se deshizo de los terminales de gama básica.

Tampoco las sucesivas ventas, y compras, de la unidad móvil de Motorola le han devuelto a esta otra marca icónica su poderío. Y su valor se ha ido constriñendo. Primero, en 2012, la compró Google por 12.500 millones de dólares y luego, un par de años más tarde, pasó a ser propiedad de Lenovo por un precio mucho menor, que no llegó a los 3.000 millones. Por el medio hubo despidos, salidas de algún mercado y división del negocio. Eso sí, la primera de estas compañías que pagaron por Motorola Mobility puede alegar que se quedó con las patentes.

Cuando todavía era una compañía independiente y Marissa Mayer ya había asumido sus riendas con la misión de auparla, Yahoo abrió la chequera para absorber el servicio de microblogging Tumblr. Extendió unos cuantos millones. Pero su recorrido mano a mano no llegó demasiado lejos. Los activos de Tumblr han acabado, junto a muchos otros de Yahoo, en posesión de Verizon y a un precio más bajo del inicial. El acuerdo se había fijado en 4.830 millones de dólares, pero, tras unos problemas de seguridad, esa cifra se redujo hasta los 4.480 millones.

HP ha tropezado más de una vez con la misma piedra. Le pasó con Compaq, cuya compra no fue vista con buenos ojos por parte de los accionistas. La CEO que lideraba HP cuando se produjo la fusión, Carly Fiorina, fue cesada años después. Y también hubo malos ratos con Autonomy, con una historia empañada por fraude en la contabilidad. HP anunció en el cuarto trimestre de su año fiscal 2012 un cargo de 8.800 millones de dólares, más de 5.000 millones por el tema de las irregularidades. En otro paralelismo, la vinculación con el CEO de aquel entonces, Léo Aphoteker, terminó en despido.

Una relación que no fructificó, y pasó a los anales, fue la de la española Terra y una Lycos que tras ser adquirida se devaluó rápido. En cuatro años este portal pasó de ser comprado por 1.250 millones de dólares a ser vendido por unos 100 millones, una ínfima parte de lo que había invertido la filial de Telefónica.  ¿Y quién no se acuerda del caso Myspace-News Corporation? Myspace también acabó revendida. ¿Y de la pareja AOLTime Warner? Con el tiempo AOL ha terminado dentro de Verizon y Time Warner, de AT&T.

Lo que pudo ser y no fue

A veces las propuestas de adquisición se alargan y se alargan… y terminan fracasando antes incluso de empezar. Ha pasado, por ejemplo, con la pretendida compra de Qualcomm por Broadcom, que fue rechazada por su junta al considerar que la infravaloraba y al temer también la incertidumbre a nivel regulatorio. Al final, tras meses de insistencia, el pasado marzo intervino el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, emitiendo una orden por la que la operación quedaba prohibida.

A la propia Qualcomm no le resultó bien su oferta de adquisición por NXP Semiconductors, que acabó cancelando en verano. Llevaba intentándolo desde finales de 2016 pero nunca consiguió la aprobación de las autoridades chinas, un paso imprescindible, lo que hizo fracasar una transacción que iba a ascender a decenas de miles de millones. Al romperse el acuerdo, NXP fue indemnizada con 2.000 millones de dólares.

Y es que no hace falta que las compras soñadas se materialicen para que haya consecuencias nefastas para pretendido y pretendiente. Excite y Google, que no se llevan muchos años, protagonizaron uno de esos capítulos para recordar. En 1998, con el proyecto de Larry Page y Sergey Brin recién salido del horno, Excite tuvo la ocasión de comprarlo por 750.000 dólares, pero no lo hizo. Lo que pasó a continuación es conocido: Google se ha convertido en gigante indiscutible de internet, valorado en miles de millones. Y a Excite la compró Ask Jeeves.

La historia se repite con Electronic Data System, que dejó pasar la oportunidad de invertir en Microsoft, e incluso de reunirse con un joven Bill Gates, a finales de los 70. En el caso de Digg, fue el agregador el que no quiso ser comprado cuando Google lo tentó con 200 millones de dólares en 2010. A los dos años Digg acabó adquirido por Betaworks, pero por una cantidad 400 veces inferior, por medio millón. Otro rechazo memorable es el de Yahoo a la oferta de más de 44.000 millones de dólares de Microsoft en 2008.

Todas estas medidas de negocio son meditadas. Las compañías de la industria piensan si comprar un rival u otro, si escuchar o no ofertas, cuánto dinero ofrecer para sacar adelante una adquisición, qué mínimo de dinero aceptar en medio de una negociación… pero las decisiones finales pueden acabar teniendo un resultado muy distinto al deseado. Quizás la fusión entre empresas sale adelante, pero solamente el paso del tiempo permite poner esas decisiones en perspectiva. Un simple sí o un no rotundo pueden suponer el punto de inflexión entre revalorizarse y triunfar en el mercado o caer en desgracia.

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Redacción Silicon

La redacción de Silicon está compuesta por profesionales del periodismo 2.0

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