Los dumbphones regresan al mercado de la telefonía

Hace apenas unos días, el presidente de Chile, Gabriel Boric, sorprendió a todos cuando mostró su nuevo móvil en pleno acto.

No era el último iPhone, ni un Samsung plegable, ni ningún otro terminal de alta gama. Muy al contrario, lo que sacó de tu bolsillo fue un móvil tipo concha, un teléfono no inteligente y sin conexión a internet. Es decir, un dumbphone.

Hizo este gesto como respuesta a algo que estaba sucediendo mientras pronunciaba su discurso. El presidente chileno criticó a todos los asistentes que estaban más pendientes de su smartphone que de sus palabras.

“En las dos primeras filas hay sentadas 16 personas. De esas 16, 11 han estado mirando el celular permanentemente durante este ratito. Y de autoridades de Gobierno que identifiqué, vi 10 que estuvieron permanentemente revisando su celular. Los invito a levantar la mirada”, decía el mandatario, tal y como recoge Clarín.

El mandatario reconoció que a él le sucede lo mismo, motivo por el cual se ha hecho con un dumbphone, con el fin de realizar una ‘transición tecnológica’ antes de ser padre, ya que está esperando su primer hijo.

Respuesta a la hiperconectividad

Olvidarse del teléfono inteligente y sustituirlo por un dumbphone es una reacción extrema que están tomando muchas personas como respuesta a la hiperconectividad de sus vidas y, en general, de la sociedad.

La reacción de Boric no es un hecho aislado, sino que redes sociales como LinkedIn se han plagado esta Navidad de post de personas que han hecho lo mismo, aprovechando estas fechas para comprarse o para pedirle a los Reyes Magos un dumbphone para tratar de desconectar y ‘desintoxicarse’.

Quizá se trata de una medida extrema, pero muy necesaria en muchos casos. De acuerdo con los datos recopilados por Statista, el tiempo promedio de uso diario de internet de los usuarios españoles es de 5 horas y 42 minutos. Y casi la mitad (48,2%) pasan de una y cuatro horas diarias conectados a internet a través de su móvil, según indica el mismo portal.

Por eso, cada vez son más las personas que están tratando de desconectar. Según el ‘Estudio Generación SPCial sobre hábitos de desconexión digital de los jóvenes españoles’, elaborado por SPC y Pantallas Amigas, el 12,2% de los jóvenes contemplan como una posibilidad el uso de dumbphones. Y 1 de cada 5 (19,5%) conocen ha alguien que ya ha dado este paso.

Asimismo, más de la mitad de los consultados (56,5%) se han planteado hacer un ‘détox digital’ y 6 de cada 10 conocen a alguna persona que se ha sumado a esta tendencia.

Y como paso intermedio entre la desconexión y la hiperconectividad, hay muchas personas que están optando por la instalación de un launcher que les permite simplificar y ‘tontificar’ sus móviles, como Minimalist Phone, Dumbify, Olauncher o Indistract, que reducen a la mínima expresión el contenido de la pantalla de inicio, sin iconos y únicamente con funciones esenciales, como hora, llamadas o música.

¿Qué son los dumbphones?

Este término surge en contraposición al de smartphone, ya que, a diferencia de aquellos, los dumbphones son ‘tontos’, puesto que no sólo permiten llamar, recibir llamadas, enviar SMS y, como mucho, realizar fotos.

Es decir, se reducen a funcionalidades básicas, por lo que eliminan los problemas relacionados con la hiperconectividad, vinculada al uso de internet, aplicaciones de mensajería, redes sociales y programas de productividad y entorno laboral, tal y como indican este artículo los expertos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

“Pueden tener pantalla táctil o a color, pero carecen de esas funcionalidades que nos ayudan a estar más conectados”, explica Silvia Martínez, profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación y directora del máster de Social Media de dicha universidad.

Su colega César Córcoles, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación y director del máster de Desarrollo de Sitios y Aplicaciones Web de la UOC, especifica que “se orientan en su marketing a personas mayores que no se han adaptado a los smartphones y prefieren usar un terminal ‘de los de toda la vida’”.

Sin embargo, viendo la actual corriente ‘detox’, quizá estén errando en su estrategia, ya que podrían tener muy buena acogida entre padres preocupados por la adicción a las pantallas de sus hijos o entre aquellas personas que se hayan dado cuenta de que tienen la necesidad de desengancharse de la tecnología.

“Un segundo mercado que está surgiendo, ahora que se ha extendido un movimiento que quiere alejar a niños y preadolescentes de las pantallas, es el segmento de edad que va de los doce a los dieciséis años, con padres que preferirían aplazar el uso del smartphone hasta los dieciséis, pero que sí quieren que sus hijos tengan un teléfono móvil”, apunta el profesor.

De hecho, parece que esta tendencia empieza a reflejarse en el mercado. Tras muchos años de paulatina contracción de las ventas de dumbphones, el mercado global de teléfonos básicos generó 2.351 millones de dólares en 2024 y crecerá un 2,3% anual entre 2024 y 2031, de acuerdo con los datos del informe ‘Feature Phone Market Report 2025’ de Cognitive Market Research.

Norteamérica supone el 40% de las ventas, con un tamaño de mercado de 940,5 millones de dólares; mientras que Europa representa el 30% de las ventas globales, unos 705,4 millones de dólares.

Así pues, es muy probable que en los próximos meses veamos a más personas que rescatan sus viejos móviles de un cajón o que compran un terminal dumbphone.

En tal caso, conviene tener en cuenta un aspecto que muchos nuevos usuarios de teléfonos no inteligentes no están considerando. Aunque estos dispositivos sean básicos y no tengan conexión a internet, debemos hacernos con terminales con conectividad 4G.

Actualmente, buena parte de los teléfonos básicos que podemos encontrar en el mercado son viejos móviles que no disponen de conectividad 4G. Estos aparatos pronto quedarán obsoletos, puesto que algunos operadores ya han empezado a desconectar sus antenas 3G, mientras que la desconexión total de la red 2G tardará algo más en llegar.