Los efectos secundarios de los móviles a debate

La comunidad científica no termina de ponerse de acuerdo sobre si el uso de los teléfonos móviles provoca daños en la salud de los usuarios o no. Algunos estudios niegan que haya una relación directa entre algunas enfermedades y las radiaciones de los móviles, mientras que otros se empeñan en demostrar lo contrario.Sin embargo, entre los usuarios permanece la preocupación sobre las radiaciones de estos dispositivos y demandan más información sobre el tema.
En el marco del Mobile World Congress celebrado la semana pasada en Barcelona, la compañía londinense Exradia ha presentado los resultados de su último estudio que recoge la opinión de los ciudadanos sobre la seguridad del teléfono móvil. Éstos revelan un incremento de los temores de los europeos sobre la seguridad y exposición a las radiaciones. Según este informe, el 83 por ciento de los 4.500 encuestados cree que el uso del teléfono móvil a largo plazo puede dañar su salud.
Este aumento de la preocupación coincide con un aumento de dispositivos inalámbricos en la vida cotidiana. El último informe anual de telecomunicaciones de la Comisión Europea indica que el índice de penetración de telefonía móvil en el continente es del 103 por ciento. Así, en Europa existen 478,4 millones de dispositivos móviles, lo que supone que hay más móviles que personas.
Según el Parlamento Europeo, desde la invención de la radio hasta la irrupción del teléfono móvil y de la tecnología wireless los niveles de radiación se han incrementado 1 billón de veces. Este incremento tan grande en un periodo de tiempo de poco más de 50 años provoca una sensación de inquietud en la ciudadanía, sobre todo en los grandes núcleos urbanos, donde la concentración de radiaciones es mayor.
De acuerdo con el estudio de Exradia, el 92 por ciento de los europeos considera que los distintos gobiernos deberían implicarse más en este tema y proporcionar más información al respecto invirtiendo más recursos en investigación.

Mientras que en España el 97 por ciento de los encuestados responsabiliza al Gobierno de no proporcionar suficiente información sobre las repercusiones negativas de las ondas electromagnéticas. Sin embargo, cada poco tiempo aparecen estudios científicos relacionados con el tema sin que se logre llegar a un resultado definitivo.
El pasado 4 de febrero, con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, la Universidad de Nuevo Gales publicó un informe en el que se ponía de manifiesto la improbabilidad de contraer esta enfermedad por usar el teléfono móvil. El estudio considera que el alcohol, el tabaco y la exposición al sol son factores reales de riesgo importante y disipaba las dudas sobre los efectos cancerígenos del café, los desodorantes, los implantes mamarios, el agua fluorada y los teléfonos móviles.
Por su parte, científicos japoneses también han investigado sobre este tema llegando también a una conclusión tranquilizadora para los usuarios. La utilización del teléfono móvil no aumenta el riesgo de padecer tumores cerebrales.
Para llegar a este resultado, los investigadores del centro de la mujer en Tokio consideraron los efectos de la radiación en distintas partes del cerebro, comparando el uso que hacían del teléfono 322 personas que sufrían cáncer con la utilización que hacían del mismo aparato 683 personas sanas, concluyendo que las probabilidades de contraer la enfermedad no variaban de forma significativa.
Pero no todos los estudios concluyen igual, una investigación realizada un por el instituto sueco Karolinska y la Universidad del Estado de Wayne de EEUU revela que la radiación producida por los teléfonos móviles podría afectar a la calidad del sueño. Según este informe publicado por la BBC, hablar por el móvil antes de meterse en la cama repercute en la calidad del sueño.

En este caso, el estudio recomienda que si es necesario realizar una llamada antes de irse a dormir, lo mejor es hacerla desde el teléfono fijo. De esta manera, se evitaría la posibilidad de que el sueño se viera modificado. 
La investigación se llevó a cabo entre 35 hombres y 36 mujeres de entre 18 y 45 años. Algunos de ellos fueron expuestos a una radiación equivalente a la producida por un teléfono móvil, mientras que el resto se sometió a una radiación menor. Los primeros tardaron más tiempo en comenzar a experimentar los estadios más profundos del sueño y pasaron menos tiempo en el más ligero. 

Los investigadores concluyeron que el uso del teléfono móvil “está asociado con cambios específicos en las áreas del cerebro responsables de activar y coordinar el sistema nervioso”.
 
Las operadoras se muestran confiadas
 
Por su parte las operadoras de telefonía móvil insisten en que el 99 por ciento de todos los estudios científicos que se realizan al respecto revelan que los móviles no son un problema para la salud. Así lo explica Carlos Cernuda, portavoz de las operadoras de telefonía móvil sobre el despliegue de antenas.
“Según la mayor parte de los estudios, reconocidos por la comunidad científica internacional, no hay ninguna relación directa ni indirecta entre los teléfonos móviles y presuntas enfermedades”, afirma Cernuda, que lanza un mensaje tranquilizador a los usuarios. “Los ciudadanos españoles no deben tener miedo a las ondas electromagnéticas, si así fuera no viviríamos rodeados de electrodomésticos, ni otros aparatos parecidos”.