El prometedor empresario tech que empezó siendo camello

¿Se puede empezar cometiendo un terrible error y acabar siendo un ejemplo para los jóvenes? Duane Jackson, el CEO de KashFlow, podría ser la respuesta a esta pregunta. Empezó siendo un niño problemático, trabajó durante una temporada como programador y acabó en la cárcel, arrestado por tráfico de drogas. Al salir, fundó su propia empresa y se convirtió en la cabeza de una start-up.

La historia, que ahora Jackson cuenta a los adolescentes en situaciones de riesgo, sucedió en Reino Unido, tal y como recoge The Wall Street Journal. Jackson se crió, desde los 11 años, en hogares de acogida. “A veces me preguntó como caí en el crimen”, explica en declaraciones al diario. “No caí. Crecí con él”. Su educación fue bastante descuidada, pero él se las apañó para autoaprender en lo que le gustaba: la programación.

En la adolescencia trabajó para muchas firmas como programador, pero cuando el grifo de los contratos se acabó acabó delinquiendo. Necesitaba dinero y el tráfico de drogas fue una solución rápida y cercana. Lo pillaron en su primer vuelo y acabó en prisión, donde se replanteó muchas cosas.

Al salir intentó fundar su propia empresa, pero se encontró con bastantes dificultades por su pasado penintenciario. Una ONG le sirvió para conseguir fondos y un producto para consumo propio para conseguir el éxito. Como explica al Journal, cuando montó su propio negocio necesitó un programa para gestionar sus cuentas, pero los que había en el mercado eran demasiado complejos y complicados. Jackson creó un programa a su medida, que entusiasmó a sus amigos en la misma situación. La demanda creció y Jackson se dio cuenta de que se encontraba con una veta de negocio. Ahí nació su empresa, KashFlow.