La Autoridad de Competencia y Mercados (CMA), organismo regulador británico, ha emitido un comunicado en el que anuncia su intervención en la operación con la que Nvidia pretendía adquirir ARM por una cantidad que rondaría los 40.000 millones de dólares.
Las razones aducidas citan motivos de seguridad nacional, y se expondrán en un informe que la autoridad entregará al gobierno británico antes de finalizar el mes de julio de este año.
ARM constituye una pieza esencial de la industria tecnológica británica. A pesar de que por sí misma no fabrica procesadores sí diseña la tecnología que permite a fabricantes como Qualcomm, Samsung o incluso últimamente Apple configurar la base que permite ensamblar o integrar los distintos componentes de sistemas informáticos.
Las reticencias a que Nvidia adquiriese ARM tienen que ver con la potencial disminución de la competitividad frente a otras empresas rivales, lo que podría llevar a un incremento de los precios que terminase repercutiendo en los consumidores.
Por otro lado existe inquietud en China hacia esta operación puesto que la industria tecnológica de ese país mantiene una gran dependencia de los diseños procedentes de ARM. Si la empresa estadounidense Nvidia fuese la propietaria de ARM esto implicaría que serían las leyes estadounidenses las que pasarían a regular la relación entre ARM y las industrias tecnológicas chinas. En este caso la fuente de tensiones sería la guerra comercial entre Estados Unidos y China que viene manteniéndose desde hace unos años.
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