El techo de cristal persiste en España

Las mujeres representan un 44,7 % del empleo en nuestro país, pero solamente el 29,3 % ocupa roles de alta dirección.

La presencia de las mujeres en el mundo laboral sigue siendo menor que la de los hombres. Sin embargo, están ganando peso con el paso del tiempo.

Es España, las mujeres representan casi la mitad (48,4 %) de las nuevas contrataciones, con un porcentaje del 33,7 % para posiciones de liderazgo.

Así lo explica LinkedIn, en base a datos incluidos en el Global Gender Gap Report 2025 del Foro Económico Mundial. Ese 48,4 % supone un incremento interanual del 0,4 %, mientras que el 33,7 % implica una subida del 3,4 %.

La red social profesional destaca que, por primera vez en años, crece las representación femenina en puestos de liderazgo.

Esto contrasta con lo que está ocurriendo a nivel mundial. Durante 2024, un 45,4 % de las personas contratadas fueron mujeres. Esto es más de medio punto porcentual menos que en 2023. En los puestos directivos su presencia cayó en 1,1 puntos.

La proporción de mujeres en la alta dirección apenas ha pasado del 26,2 % en 2015 al 28,8 % en 2024. En el caso de España, la evolución va del 27,2 % al 29,3 %, con un ritmo de progreso que se ha ido estancado. En los últimos dos años, el crecimiento en nuestro país ha sido de 0,2 puntos.

Actualmente, las mujeres representan un 44,7 % del empleo en nuestro país y un 29,3 % ostenta roles de alta dirección.

“Los datos de este año muestran una señal de esperanza en España”, declara Rosario Sierra, directora de negocio corporativo de LinkedIn España y Portugal.

Pero no podemos conformarnos“, matiza: “que sólo una de cada tres contrataciones para puestos de liderazgo sea una mujer sigue siendo preocupante“.

“Hay que ir más allá del acceso y asegurar también la promoción, la visibilidad y el desarrollo del talento femenino”, anima Sierra.

“Si no rompemos las barreras estructurales que frenan a las mujeres, estaremos dejando fuera una parte esencial del potencial de nuestras organizaciones”, explica.

Diferencias por sector, por edad y por estudios

Un análisis más pormenorizado del Global Gender Gap Report arroja diferencias por sector de actividad, edad de los contratados y nivel educativo.

La brecha entre géneros es notable en industrias que han sido tradicionalmente masculinas. Y esto se reproduce a la hora de acceder a puestos de liderazgo. Por ejemplo, en la construcción hay un 26 % de fuerza laboral femenina frente al 14 % en posiciones de liderazgo.

En el campo de la tecnología, información y medios de comunicación esos porcentajes son de un 37 % y un 22 %.

Algo similar pasa en sectores como transporte, logística, cadena de suministro y almacenamiento (34 % frente a 19 %) y manufactura (36 % frente a 23 %).

Cabe señalar también lo que sucede en los servicios financieros, donde las mujeres ocupan un 43 % de los puestos totales pero únicamente el 23 % se posiciona en la alta dirección.

La presencia de las trabajadoras en puestos de mando es mayor en ámbitos como la educación (55 % frente a 41 %), la salud (64 % frente a 44 %) y la Administración pública (54 % frente a 38 %).

En España, las mujeres jóvenes van cubriendo terreno. Casi la mitad de la fuerza laboral que se engloba dentro de la Generación Z es femenina (49,8 %). Le siguen las Millennials (47,2 %) y las integrantes de la Generación X (39,8 %).

Pero que mejoren en representación no implica que lideren. Son minoría (33,9 %) los cargos directivos de la Generación Z que llevan nombre de mujer (33 % para Millennials y 27,2 % para la Generación X).

La brecha se amplía entre los Baby Boomers, con las mujeres ocupando el 27,1 % de la mano de obra y un 18,2 % de los cargos directivos.

Por estudios, la representación de las mujeres es más destacada entre quienes tienen un máster (48,4 %) o una carrera universitaria (47,6 %) y desciende entre las personas que han cursado un doctorado (45,6 %) o que cuentan con educación secundaria (40 %).

El patrón se mantiene para situaciones de liderazgo. Mientras las mujeres con máster o con carrera ostentan un 31,2 % y un 30,9 % de los roles de mayor nivel, respectivamente, la cifra baja al 30,4 % para las mujeres con doctorado y al 25,4 % para las que han cursado estudios secundarios.

“Estos datos nos dejan claro que, aunque la formación académica es fundamental, las barreras estructurales siguen presentes en todos los niveles“, analiza Rosario Sierra.

“Por ello, cerrar esta brecha implica no sólo facilitar el acceso a la educación, sino también garantizar que ese esfuerzo se traduzca en oportunidades reales de progreso profesional y en el desarrollo de las habilidades necesarias para asumir puestos de liderazgo”, sentencia.