¿El fin de un larguísimo y denso culebrón judicial?

“Intel paga a la gente para que no haga tratos con AMD “, así explicaba en los inicios de 2008 el abogado de AMD porqué la empresa se había lanzado a la carrera judicial contra su competidora, aunque la tirantez entre las dos compañías venía de lejos.

Aunque las dos compañías tienen un pasado que se remonta a los 80, en junio de 2005 empezó el último culebrón judicial, cuando AMD denunció a Intel ante la corte de Delaware por influir en los todopoderosos (por el número de equipos distribuidos) fabricantes japoneses para no incluir los chips de la compañía en sus equipos.

Estados Unidos, Corea, Japón y la Unión Europea han sido algunos de los campos de batalla de las dos firmas, que han acabado con un carísimo acuerdo financiero que hará que Intel pague a AMD 1.250 millones de dólares para que no verse las caras en los tribunales en los juicios pendientes.

En el camino, la estadounidense ya ha tenido que pagar la multa por cuestiones de competencia más cara de toda la historia de la Unión Europea: 1.060 millones de euros, o lo que es, para comparar con las cifras que se mueven hoy, 1.580 millones de dólares. Intel podría ahora ahorrarse unos 300 millones de dólares, aunque el pago a AMD siente un carísimo precedente.

¿Tenía Intel otra opción? El influyente fiscal de Nueva York, Andrew Cuomo, se había posicionado en una línea muy similar a la europea y daba por demostrado que la afectada “recurrió al cohecho y a la coerción para mantener su total dominio del mercado”.

Quizás por eso Intel ha decidido pagar tan y tan caro el librarse de la acusación de AMD: para hacerse una idea, en el último trimestre la firma ganaba 1.900 millones de dólares, sólo 650 más que lo que va a abonar a su competidora.

El fiscal general de Nueva York, Andrew Cuomo, aún no ha valorado la decisión de las dos firmas.
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