El comercio electrónico atrae a empresas que negocian y a consumidores que realizan adquisiciones de productos y servicios, y acaba moviendo miles de millones de euros al cabo del año.
Pero no todo son ingresos. Las compañías que apuesta por el comercio electrónico también se enfrenta a dificultades, ya sea a la hora de montar la infraestructura que les permita competir y atraer a clientes o para garantizar la seguridad y luchar contra el fraude.
Según datos que aporta eEvidence en base a diferentes informes, el fraude precisamente acaba afectando en torno al 0,5–1 % de la facturación anual de las empresas. En España, se estima que las firmas de eCommerce acaban perdiendo más de 100 millones de euros cada año.
Uno de los fraudes que les afecta es el “fraude amistoso”. Éste se produce cuando el consumidor acaba reclamando vía bancaria la devolución del importe de la compra que ha hecho por internet sin causa razonable.
La práctica del fraude amistoso se puede combatir, pero para ello se necesitan evidencias sobre la legitimidad de la compra como serían los emails intercambiados con el comprador.
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