“El ahorro energético no debe ser el fin de una política ‘verde’ TIC”

Términos como tecnología ‘verde’, política medioambiental o ahorro energético son cada vez más comunes en el sector TIC. Se publican numerosos estudios al mes defendiendo la conveniencia de adoptar estrategias empresariales dirigidas a disminuir la contaminación que desprende una compañía aseverando que ser ‘verde’ es también una ventaja competitiva. Pero para ello, el vicepresidente de Gartner, Andrea Di Maio, afirma que, antes que nada, “hay que empezar por calcular la capacidad del impacto medioambiental de una empresa, su huella medioambiental” para, a partir de ese momento, “determinar objetivos de mejora razonables”. “Este es un asunto urgente”, avisa.
-Todas las empresas parecen sumarse al carro de la tecnología ‘verde’. Pero, ¿es rentable para las compañías seguir una buena política medioambiental?
La respuesta a esta pregunta es diferente para cada industria y para cada compañía. Para empezar, las organizaciones que invierten en la reducción de su huella medioambiental son y serán percibidas de un modo más favorable a los ojos de los consumidores. Asimismo, el incremento en el coste de la energía hace que cualquier estrategia o táctica para ahorrar energía sea muy interesante.
-Parece ser que el ahorro energético es el aspecto más popular de la tecnología ‘verde’ entre las empresas…
Si, pero el riesgo estriba en que las compañías se focalicen exclusivamente en el aspecto del ahorro energético, en detrimento del reciclaje y otros aspectos que son igualmente importantes para una política medioambiental equilibrada. El ahorro energético es un buen punto de comienzo pero no debe ser el fin de una política medioambiental del sector TIC.
Un dato interesante es que la energía embebida en dispositivos como ordenadores de sobremesa y portátiles (por ejemplo la energía utilizada para su fabricación y envío), es aproximadamente tres veces la energía consumida durante la vida útil del dispositivo: mirar únicamente a la eficiencia en el consumo energético no ayudará, a no ser que se mire al conjunto de la cadena que existe detrás del dispositivo. En estas áreas muchos suministradores utilizan EPEAT (Electronic Product Environmental Assessment Toolkit) para una autoevaluación del impacto medioambiental de sus productos
-¿Cuáles son las políticas que pueden implementar las compañías del sector de una forma más rápida y sencilla?
Una política tecnológicamente ‘verde’ primeramente debe estar enraizada en el impacto medioambiental global de la compañía: de hecho el sector TIC puede ser visto como un sector responsable con el medio ambiente y como un activo (ayudando a monitorizar y reducir el impacto medioambiental de los procesos de negocios y del comportamiento de los clientes). Así, cuando se habla del sector TIC ‘verde’, lo importante es articular una política completa, listando todas las posibles iniciativas. Esto debe cubrir el ahorro energético en los centros de datos y en las estaciones de trabajo, uso de impresoras, provisión de equipo ecológico, disposición de activos y comportamiento de usuarios y personal tecnológico.
Cuando la mayor atención recae sobre la mejora de los centros de datos -revisando los consumos energéticos de distintos servidores y los modos más eficientes de su refrigeración-, lo cierto es que es más importante centrarse en las estaciones de trabajo (portátiles y ordenadores de sobremesa), aunque es más difícil de controlar. Acciones relativamente sencillas pueden tener una repercusión muy favorable en el impacto que el sector TIC tiene sobre el medioambiente. Estas acciones pueden ser, por ejemplo, solicitar a los empleados que apaguen su monitor, configurar sus equipos en modo de ahorro energético, no hacer uso de salvapantallas o hacer un uso más responsable de las impresoras.

 
-¿Cuáles son los mecanismos existentes para garantizar la calidad de las políticas medioambientales?
Aún es pronto para hablar de la calidad de las políticas. El asunto fundamental es la capacidad de medición. La posibilidad de establecer la actual línea base del impacto medioambiental es crucial para determinar objetivos de mejora razonables. Recientemente, en un encuentro con directivos del sector público, este aspecto fue confirmado como el asunto sobre el que mayor hincapié hay que hacer. De este modo, una vez se ha establecido la línea de base, una política medioambiental equilibrada debe priorizar aquello que es más importante para la empresa, a la vista de sus necesidades o de los objetivos estratégicos.
-Qué papel debe jugar la Administración Pública a la hora de promover este tipo de políticas corporativas de empresas del sector TIC? ¿Están suficientemente promovidas?
Los gobiernos no ordenan a las empresas cumplir con políticas o regulaciones medioambientales en materia de tecnología, aunque sí existen regulaciones como ROHS (Restrictions of Hazardous Substances, Restricciones a Sustancias Peligrosas) y WEEE (Waste Electrical and Electronic Equipment, Basura de Equipamiento Eléctrico y Electrónico). Algunos países y estados han definido sus propios objetivos de reducción de los gases de efecto invernadero para la próxima década. Es discutible dónde es necesaria una regulación más amplia: de hecho la contribución del sector TIC a la huella medioambiental general de una empresa varía mucho dependiendo de si es del sector industrial o de la compañía individual.
-Pero, en la mayoría de ocasiones se habla mucho y al final se hace poco. ¿Cuánto tiempo puede o debe una empresa retrasar la implementación de políticas medioambientales?
Este es un asunto urgente. Cada organización debería comenzar a evaluar su huella medioambiental para determinar el tamaño del problema y dirigir las acci ones futuras. Esperar a la intervención gubernamental puede derivar para la compañía en un riesgo de colocarse en una situación de desventaja con sus competidores.
-¿Cuáles son las áreas específicas que las empresas pueden o deben revisar?
Se debe mirar a los varios grados de impacto medioambiental en el sector TIC. Las tecnologías de la información y la comunicación pueden ayudar a reducir el impacto medioambiental en aspectos como el teletrabajo, videoconferencia, colaboración remota, servicio online al cliente, gestión de la flota de vehículos, logística y muchos otros. Y cuando hablamos de tecnología ‘verde’, las áreas prioritarias son los centros de datos, estaciones de trabajo, impresoras, comportamiento de usuarios, procedimientos y disposición de activos.