Por supuesto tendrán una pantalla de 5″, casi seguro 1080p, además de NFC, LTE, Bluetooth 4.0 y Wi-Fi de doble banda 802.11 b/g/n/ac. Por ahí lo que todos esperábamos, pero llega la primera sorpresa en forma de soporte para cargador inalámbrico Qi.
Lamentablemente, a través de unas fotos de su parte posterior sin cubierta, nos encontramos que seguirá con batería integrada no desmontable y sin ranura microSD. Dos fallos que hacen que pierda muchos puntos para convertirse en un smartphone ideal.
Pero al menos parece que el resto de especificaciones serán de alta gama con lo último, como un Snapdragon 800, cámara de 13 MP, 2 o 3 GB de RAM, batería de 2.700 mAh y la última versión de Android 4.4 KitKat.
La fecha de lanzamiento parece ser finales de octubre, y aunque el precio todavía es una incógnita, la política de Google de rebajar al máximo podría fijarlo en unos 350-400 euros como mínimo. Un precio que, de confirmarse, podría hacerlo increíblemente popular.
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