¿Hay que preocuparse por la subida del precio del indio y el galio?

La cuestión de la escasez de algunos materiales muy demandados por la industria tecnológica ha sido objeto de debate desde hace ya algún tiempo, aunque hay dos materiales en concreto que parecen acaparar la atención: el indio y el galio.

Muchos utilizan el encarecimiento como una razón de peso para decir que estos materiales se acaban. El precio del indio por kilogramo ha subido desde los 95 dólares que costaba en 2002 a los más de 1.000 que costaba en 2007. Sin embargo, no hay que olvidar que en 2000, el precio estaba en torno a los 180 dólares por kilogramo. Además, el precio de mayo del indio fue de 665 dólares por kilo. En lo que al galio se refiere, el precio se ha mantenido más o menos estable en todos estos años.

Teniendo en cuenta estas apreciaciones, es incuestionable que la variación del precio es importante. Y la razón hay que buscarla en el incremento de la demanda. El indio se utiliza en los monitores LCD y las ventas de esta tecnología han despegado coincidiendo con este período. Actualmente, los paneles de LCD representan más del 50 por ciento del mercado del indio. Dado que el coste del indio representa sólo tres dólares de lo que cuesta la fabricación de todo el panel, la demanda del mercado no debería influir demasiado en la subida del precio del indio.

Para entender por qué no se ha incrementado en la misma medida la producción de indio hay que conocer la manera en la que se extrae. El indio se produce como un subproducto del zinc. Como el precio del zinc no ha aumentado últimamente, e incluso decrecerá en los próximos años, los productores no han visto ningún incentivo en aumentar la extracción.

Por otro lado, no hay que creer que el indio y el galio son infinitos. Si sigue aumentando la extracción de estos materiales, llegará un día en el que se acaben. Pero según Ars Technica, hay dos motivos por los que podemos estar tranquilos con el suministro: en primer lugar, porque son materiales fácilmente reciclables, y en segundo lugar, porque no debería ser difícil encontrar sus sustitutos.

En mi opinión, estas dos últimas razones implican una confianza excesiva en procesos de producción que requieren altas dosis energéticas. Y este “material” sí que escasea.

vINQulos
Ars Technica
Microsiervos

Reservas de metales y sostenibilidad 

Asteriscos