Intel: “La escasez de microchips durará dos años más”

Intel microchips

Cuando en el inicio del confinamiento, debido a la pandemia todo el mundo se paralizó, fueron múltiples los sectores que gradualmente fueron retomando su actividad hasta equilibrar el lapso, la interrupción. No ha sido el caso de la fabricación de microchips, que sufre un cuello de botella que no logra sobreponerse con el paso del tiempo.

A la interrupción inicial de la fabricación por la paralización de las fábricas durante los momentos más estrictos se ha sumado la creciente demanda de estos componentes en múltiples industrias, con lo que cuesta aún más satisfacer dicha demanda. Dispositivos móviles, videoconsolas, ordenadores y hasta automoción, en este último caso con reiterados ejemplos de fabricantes que han tenido que interrumpir las labores de sus cadenas de montaje durante días, semanas e incluso plantear ERES debido a la escasez de un componente tan esencial ya en los vehículos.

Han sido varios los fabricantes de microchips que ya han alertado de que la escasez de componentes no va a tener una pronta solución, y ahora ha sido uno de los grandes referentes de la industria quien ofrece su vaticinio. Intel advierte de que van a pasar al menos dos años hasta que la demanda de microchips se equilibre con la oferta.

La explicación más sencilla suma diversos factores, como es la propia falta de capacidad de la industria de aumentar su capacidad productora al aumento de los sectores en que se hace más necesario el uso de microchips, pero las consecuencias también se avanzan desde Intel: escasez de productos y encarecimiento de los mismos.

Son inevitables efectos de no disponer de una materia prima cada vez más demandada, en constante progreso tecnológico pero con unos fabricantes cuyas plantas están al límite de su producción. Además el pico de demanda tampoco es fácil de afrontar con nuevas fábricas, porque se trata de instalaciones complejas que tardan años en entrar en producción.

De ahí que a pesar de que la propia Intel haya anunciado inversiones en nuevas plantas de fabricación de microchips, tanto en Estados Unidos como en Europa, estas tardarán muchos meses en comenzar a estar operativas, por lo que tampoco van a contribuir a remediar la actual situación.