La idea de Barros se basa en una serie de globos esféricos que estarían diseñados con un armazón de acero cubierto a su vez de nylon.
Para acceder a las “nubes pasajeras” los viajeros emplearían unas escaleras y una vez hubieran llegado a la parte superior de estas bastaría con que se sentarán sobre ellas durante el viaje.
Según informa su autor, su concepto no está orientado a los viajes actuales que requieren de una hora fija de llegada, ya que su velocidad dependería de la velocidad del viento.
La intención de Barros viene a ser algo parecido la resurrección de los románticos viajes en globo o zepelín que tenían lugar en siglos pasados.
Una de las ventajas del invento estaría en que sería un medio de transporte no contaminante, pero un importante “handicap” es que debido a la variabilidad del viento no se podría determinar el punto exacto de llegada de las “nubes pasajeras”.
Además, el arquitecto asegura que con su invento se podría inaugurar un nuevo medio de transporte que cubriera todo el territorio de Estados Unidos con un coste irrisorio.
Más allá de la practicidad real de la idea, parece que uno de los principales obstáculos del invento estaría en el tema de la seguridad.
vINQulos
Digital Trends, dezeen magazine
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