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La Oferta Pública Inicial
(IPO, por sus siglas en inglés)
es claramente una tendencia en boga en el mundo de las TI. De hecho, tan sólo en
el primer trimestre de 2007, nueve empresas tecnológicas han decidido salir a
bolsa, tres de ellas hace dos semanas.

Pero como nos cuenta
Forbes
esta semana, fijándose un poco más en las empresas que han decidido emprender
dichas IPOs, se observa que se trata de firmas maduras, por no decir casi
tradicionales.

Desde luego, no se ven los jóvenes emprendedores de las Web 2.0 celebrando su
salida al parqué por las calles de Nueva York. Las empresas que han salido a
bolsa son más bien proveedores de servicios de Internet inalámbricos o
fabricantes de equipamiento para redes, como por ejemplo
Aruba Networks. La
pregunta que cabe hacerse es por qué.

Después de todo, las compañías pioneras en la Web 2.0 tienen muchos rasgos en
común con las jóvenes puntocoms que salieron en bolsa con tanto éxito antes de
la implosión de la burbuja de Internet a finales del 2000. Y algunas hasta
cuentan con el apoyo de los mismos inversores de entonces, entre ellos
Benchmark Capital,
Draper Fisher
Jurvetson
, Sequoia Capital o el
fondo del fundador de eBay,
Pierre Omidyar.

Sin embargo, los interesados en hacerse con capital de estas compañías hablan
de una diferencia fundamental con respecto al anterior boom de Internet y la
época actual. Parece que esta vez se tiene claro que una empresa joven, como las
de Web 2.0, con unos pocos años de vida no puede considerarse lo suficientemente
madura como para salir a bolsa.

Bill Gurley, socio de Benchmark Capital a cargo del negocio de compra-venta
de empresas Web 2.0, lo explica así: “la pregunta ‘cómo puedo construir una
empresa para que salga a la bolsa en un plazo de tres años’ refleja una
mentalidad que básicamente quedó desfasada en 1999. Ya no se puede plantear el
tema así”.

La diferencia clave entre una Aruba Networks y una empresa de reciente
creación enfocada en la Web 2.0 no es tanto la actividad de la compañía, si no
su longevidad o durabilidad. Aruba ha demostrado que es capaz de hacer crecer
sus cifras de ventas a lo largo de muchos años. Gracias al marketing viral, una
empresa puede generar mucho tráfico de noche a mañana y marcar tendencia, pero
esto no quiere decir que puede sostener una rentabilidad económica y generar
ingresos de forma continuada.

Todo esto no significa que no existan inversores interesados en especular en
las Web 2.0. Al contrario: el año pasado
Google gastó 1.650 millones
de dólares en YouTube, y
se metió en nueve adquisiciones más pequeñas, entre ellas Upstartle (ahora
Writely) y
Jotspot. Por su parte,
Yahoo! ha gastado
aproximadamente la misma cantidad desde 2004 en la compra de empresas pequeñas
como Verdisoft, ahora integrado en
Yahoo! Mobile. Pero,
según
Forbes,
al menos en Estados Unidos las reglas han cambiado: ya que ahora es mucho más
probable que una empresa de Internet 1.0 se haga con una de segunda generación
que una empresa de Web 2.0 salga directamente en bolsa.