La AESA incide en los límites del uso recreativo de drones

Más allá de su uso para fines empresariales o militares, los drones están haciendo carrera entre los ciudadanos de a pie. Una circunstancia que muchos pueden aprovechar para hacer negocio vendiendo estos dispositivos, pero que conlleva para los usuarios ciertas responsabilidades, que tienen que cumplir ciertas medidas de seguridad. Por eso la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) ha hecho pública a través de su página una serie de consejos, que tienen especial relevancia para los que los empleen con finalidades de ocio o recreativas.

Aunque hay menos requisitos que los que los utilizan para actividades profesionales y no es necesaria habilitación de la AESA para controlarlo, se deben guardar ciertas normas, que de no seguirlas pueden suponer para los ciudadanos que los empleen multas de hasta 225.000 euros. La más obvia, que no debe conducirse temerariamente o negligentemente, evitando poner en peligro a otras personas o propiedades.

Bajo la consigna “los drones no son juguetes, son aeronaves”, la agencia recuerda que está prohibido volar drones de noche o en zonas urbanas. Tampoco sobre aglomeraciones de gente, lo que impide su uso en eventos como bodas o conciertos o sobre lugares donde se hayan reunido un número destacado de personas, como pueden ser parques o playas, o incluso manifestaciones.

El uso de los vehículos no tripulados está, asimismo, prohibido en espacios donde el espacio aéreo pueda verse comprometido. Esto incluye tanto los alrededores de aeropuertos, helipuertos y demás instalaciones de aterrizaje y despegue de aeronaves, como las zonas donde se practican deportes que empleen dispositivos de vuelo, como parapente o paracaidismo.

A nivel europeo, las autoridades están avanzando en un marco regulatorio conjunto para los drones, en el que también se recoge la limitación de su uso en espacios públicos.