La Casa Blanca se opondrá a la Ley CISPA si no acoge reformas

El proyecto de ley en su forma actual sigue suponiendo una amenaza a la privacidad de los datos de los usuarios y una inmunidad para la responsabilidad de las empresas.

Una versión modificada de la ley estadounidense de Intercambio y Protección de Información de Inteligencia Cibernética (CISPA) se acerca a la votación en el pleno de la Cámara estos días.

Ante este hecho, la Casa Blanca ha declarado, una vez más, que hay obstáculos fundamentales en el proyecto de ley en su forma actual.

En una declaración oficial, la Administración de Obama ha expresado que los legisladores no han abordado varias cuestiones relativas al intercambio de información y la privacidad, y que “si el proyecto de ley, tal como está diseñado, se presenta de nuevo al presidente, sus asesores recomendarán el veto”, como informa The Verge.

Sin embargo, se ha instado a un diálogo continuo entre el Congreso y el presidente con el fin de crear una versión más aceptable.

En concreto, la Casa Blanca sigue preocupada porque CISPA no exige a las empresas “tomar las medidas necesarias” para eliminar la información personal al compartir los datos de los usuarios con el gobierno u otras empresas.

Esto ha sido un punto importante de discusión entre los partidarios de la norma y los defensores de los derechos civiles, que argumentan que el proyecto de ley daría a las empresas inmunidad para intercambiar datos de los usuarios de una forma inapropiada.

La Casa Blanca propone una reforma que recoja la “salvaguarda de la privacidad y las libertades civiles” en el texto pero, además, que acote la responsabilidad de las empresas frente a un potencial problema de seguridad.

La ley acaba de recibir el apoyo de un importante lobby tecnológico. Se trata de TechNet, un grupo de presión que trabaja para grandes empresas TIC como Google, Yahoo, Microsoft, Cisco y Oracle.

Sin embargo, la norma todavía tiene un largo camino por recorrer hasta llegar al escritorio del presidente Barack Obama.

Después de pasar por el comité de la Cámara, donde se votará estos días, tendrá que recibir la aprobación del Senado, que el año pasado tumbó la ley.