La Comisión Europea investiga la fusión entre Orange y MasMóvil

Al ser “competidores cercanos”, las autoridades temen que la creación de una joint-venture limite las opciones de sus rivales, encarezca los precios y reduzca la calidad del servicio ofrecido.

El cierre de la fusión entre Orange y MasMóvil, dos de los principales compañías de red que operan en España, tendrá que esperar.

La Comisión Europea ha anunciado la apertura de una “investigación exhaustiva” sobre este acuerdo que pretende crear una joint venture administrada al 50 % entre ambas compañías, con igualdad de derechos de gobernanza. La operación se notificó a la Comisión el pasado 13 de febrero.

La intención de Orange y MasMóvil de integrar su tecnología y su equipo humano se hizo oficial el pasado verano, tras meses de conversaciones. El valor empresa del Grupo MASMOVIL ha sido fijado en 10 900 millones de euros y el de Orange España, en 7800 millones.

El operador resultante contará con más de 7 millones de clientes de banda ancha y unos 25 millones de clientes móviles. Juntas, Orange y MasMóvil quieren expandir las redes de fibra hasta el hogar y 5G. Su cifra de clientes convergentes ronda los 6 millones.

Estos son los números de la operación propuesta. A la Comisión le preocupa que, como resultado, la competencia se vea reducida a la hora de prestar servicios de banda ancha en España. También está en el punto de mira la oferta de paquetes de servicios múltiples.

Orange opera en el territorio español bajo tres marcas (Orange, Jazztel y Simyo), mientras que el Grupo MASMOVIL presta servicios con MásMóvil, Yoigo, Virgin, Pepephone, Euskaltel, R, Guuk, Embou, Telecable, Llamaya, Lebara y Lycamobile.

Ahora mismo Orange es el segundo mayor operador en actividades minoristas y mayoristas para banda ancha fija y telefonía móvil en nuestro país, mientras que MásMóvil se clasifica en cuarto lugar. Sus dos grandes competidores son Telefónica y Vodafone.

Una investigación preliminar de la Comisión ya indicaba que eran “competidores cercanos” y que una fusión podría encarecer los precios y reducir la calidad del servicio final para los clientes.

Por un lado, reduciría el número de operadores de red eliminando “un competidor innovador y significativo”. Por otro, sus protagonistas “tendrían la capacidad y el incentivo para restringir el acceso de los operadores virtuales a la red móvil al por mayor y a los servicios mayoristas de acceso a la red fija”, limitando sus opciones para competir.

Las autoridades tienen hasta el 21 de agosto para revisar los posibles efectos de la operación y adoptar una decisión, con arreglo al Reglamento de concentraciones de la Unión Europea.

Aunque la propia Comisión reconoce que la gran mayoría de las concentraciones notificadas no acarrean problemas de competencia y se terminan autorizando, habrá que esperar hasta la resolución final.

Hace un mes la autoridad española de competencia solicitó la remisión del asunto, tema que está pendiente. Orange y MasMóvil esperaban poder cerrar su fusión en el segundo semestre.