La era de las redes sociales y el acceso desde la empresa

Como pasó con la mensajería instantánea y el correo electrónico, las redes sociales pueden provocar grandes quebraderos de cabeza a las empresas que no han sabido cómo adaptarse o, peor aún, cómo gestionarlas.

“Ahora empiezan los problemas”, aseguran los colaboradores del Centro de Conocimiento de eWEEK, John Yun y Jay Kelley. Se refieren al acceso a las redes sociales desde la la conexión corporativa.

Las empresas están empezando a adoptar aplicaciones de red social y lo hacen por la misma razón que millones de personas lo hacen: porque constituyen una manera rápida y sencilla de mantenerse en contacto, organizar actividades y compartir ideas.

Sin embargo, las empresas y los directivos TIC se sienten inseguros, y no sin razón. Les guste o no, los empleados se están apuntando a estas herramientas sin importarles si responde a las políticas de seguridad de sus empresas. Los empleados más jóvenes han crecido rodeados de estas tecnologías y las empresas se ven obligadas a adoptarlas a marchas forzadas.

Por este motivo, existen tres grandes preocupaciones que están quitando el sueño a muchos directivos TIC. La primera de ellas es que estas aplicaciones pueden reducir la productividad de los empleados. En segundo lugar, los sitios sociales se pueden convertir en un importante coladero de virus, ataques y phishing. Por último, el tráfico de imágenes, audio y vídeo a través de estas redes sociales roba ancho de bando a las organizaciones.

Mantenerlas bajo control

Por tanto, ¿cómo se supone que pueden los administradores controlar este problema? No existen muchos modelos de compañías que hayan desplegado una red social de una forma lo suficientemente amplia en sus negocios como para poder fijarnos en ellas. Las más valientes han abierto una puerta creando redes sociales corporativas. Miles de empleados de compañías tan diversas como Shell Oil, Procter & Gamble y General Electric mantienen cuentas de red social. La exclusiva red de Citigroup Facebook cuenta con casi 2.000 miembros registrados.

Por otro lado, existen organizaciones que se oponen radicalmente a las redes sociales. En mayo de 2007, el ejército de Estados Unidos bloqueó las URLs de MySpace y otros doce sitios “de entretenimiento” en sus redes nacionales y extranjeras, alegando problemas de seguridad y ancho de banda. El gobierno de Ontario (Canadá) ha bloqueado las URL de Facebook y YouTube. Y muchas empresas les han seguido o planean hacerlo.

Lo cierto es que nada de esto tiene sentido si se miran las estadísticas de uso. Las redes P2P cuentan con millones de usuarios que comparten fotos, software, música y vídeo. Las redes sociales llegan aún más lejos: MySpace asegura tener más de 61 millones de usuarios activos; Facebook más de 65 millones. El Pew Research Center estima que la mitad de los internautas adultos ha utilizado alguna vez estos servicios para conectarse con la gente que conoce.

Pero como ocurrió antes con la mensajería instantánea, el correo electrónico y los mensajes de texto, las aplicaciones de red social suelen ser un agujero para la seguridad de las empresas. Puede empezar como un atajo para que los empleados inicien videoconferencias o coordinen equipos de trabajo con gente de distintas zonas horarias.
O un nuevo consejero delegado o vicepresidente de ventas que intenta imponer su tecnología favorita. Y algunas veces, los recursos de los empleados para utilizarlas son tan inquietantes que simplemente es más fácil darles un uso limitado: el justo para que puedan manejar y gestionar la red.