Las dos caras de los ciberataques a entidades bancarias

Las entidades bancarias son el principal blanco de los cibercriminales. Los ataques tienen objetivos políticos, aunque los más extendidos buscan el enriquecimiento del criminal.

Las entidades bancarias son el principal blanco de los ciberataques, a pesar de ser las empresas más protegidas contra el cibercrimen, con equipos enteros dedicados a la ciberseguridad y software personalizado que otras empresas no pueden permitirse.

Blindarse ante ataques externos que se suceden prácticamente a diario es una obligación para los bancos. Para evitar pérdidas económicas y no dañar su reputación.

Autoridades policiales estadounidenses revelaron recientemente la existencia de una importante oleada de ciberataques dirigidos a bancos nacionales. Dejaron caer que muchos de los ataques organizados estaban apoyados por otros países y apuntaron directamente a Rusia.

Las razones tras estos ataques sofisticados son principalmente políticas. Podrían colocarse en el mismo marco de ciberguerra de los ataques DDoS contra el programa nuclear iraní. Pero las ofensivas al segmento financiero tienen también otra cara.

La mayoría tienen como objetivo el enriquecimiento del ciberdelincuente. “El objetivo principal del cibercriminal que ataca una entidad bancaria son los datos”, nos cuenta Ovanes Mikhailov, director general de Kaspersky Lab Iberia. El cibercriminal tradicional se decanta a atacar a usuarios de entidades bancarias en lugar de a entidades directamente porque el balance esfuerzo-recompensa es mayor. Además, el riesgo para el atacante es menor.

Los expertos alertan de la creciente sofisticación del hampa. En el mercado negro de internet existen supermercados de tarjetas en los que el criminal puede escoger a la carta la información que quieren. Además, las técnicas de ataque son cada vez más complejas.

Según Mikhailov, los ciberdelincuentes “cada vez hilan más fino”, y ponen en marcha nuevos ataques a través de diferentes técnicas. Desde la utilización de marca de la entidad bancaria para campañas de phishing hasta el uso de troyanos bancarios cuya sofisticación declara, “parece no tener límites”.

Los ciberdelincuentes son capaces de capturar las pulsaciones del teclado, grabar imagen y vídeo para conseguir las contraseñas en teclados virtuales o inyectar código en el navegador para engañar al usuario. Utilizan cada vez más técnicas para robar el segundo factor de autentificación. “Desde 2010 las familias de troyanos bancarios predominantes cuentan con un complemento móvil dirigido a robar SMS [de autentificación de transacciones] de usuarios”.