Las tácticas “mafiosas” de la RIAA, de nuevo a debate

“Como cualquier fan de Los Soprano sabe, la mafia a menudo elimina a sus enemigos de una manera horrible, como una forma de advertir a otros si persisten en la misma línea”. Lo mismo puede decirse de la campaña de amenazas que durante cuatro años ha llevado a cabo la RIAA para detener o retardar la descarga ilegal de música.

La RIAA, al igual que la mafia, está enviando cartas extorsionadoras a los alumnos universitarios que supuestamente han usado el intercambio de archivos para que paguen (4.000 dólares) por daños y perjuicios. Y no se puede negociar, o pagas el impuesto revolucionario o te denuncian a los tribunales. Algo que por cierto están respondiendo los universitarios de derecho de distintas universidades con la creación de asociaciones para defender a sus compañeros encausados.

La RIAA, al igual que la SGAE aquí, se ha convertido por despropósitos propios, en la asociación más odiada del país y no solo pretende recortar a los autores sus royalties del 13 a un mísero 9%, si no que defiende entre otros absurdos, que ripear tus propios CDs para usarlos en reproductores portátiles es ilegal.

Afortunadamente, algunas discográficas como EMI ya le han cortado el grifo y su desaparición es cuestión de tiempo porque ya vale de vivir del cuento y de los autores que dicen defender. La industria y sobre todo los autores deben apostar por nuevas fórmulas de distribución y comercialización de la música y no apoyar por más tiempo este tipo de asociaciones que solo plantean la guerra contra los consumidores y que están abriendo una brecha difícil de cerrar.

vINQulos
MarketWatch