LG también abandona la fabricación de pantallas de plasma

En una nota oficial hecha pública hoy LG anuncia que abandona la fabricación de pantallas de plasma, una parcela que había constituido el 2,4 % del total de sus ingresos durante el pasado año pero que ahora desaparece de su catálogo para concentrarse aún más en las pantallas LCD, las actuales reinas del mercado.

No supone ninguna sorpresa puesto que los televisores de LCD llevan años coronados como los reyes del sector y es realmente marginal el mercado que quedaba enfocado al plasma, una tecnología que fue pionera en llevar a nuestros hogares las pantallas planas y que anticipó como revolución lo que hoy es cotidianeidad. Aunque en algunos aspectos hay especialistas que siguen valorando muy positivamente el plasma frente al LCD lo cierto es que la popularización de este último tipo de pantallas llegó de la mano de unos paneles capaces de ofrecer mayor tamaño a mejor precio, jubilando definitivamente los televisores “de culo”.

Ken Hong, portavoz de LG, ha explicado que dado que ellos fabrican sus propios paneles de plasma han tratado de hacerlo mientras han sido capaces pero ha llegado un momento en el que la fabricación de pantallas de plasma ya ha dejado de ser un negocio rentable. Uno de los factores que también ha acelerado este declive tiene que ver con la dificultad para ofrecer altas resoluciones como 4K que a pesar de que aún no son un estándar cada vez es mayor el parque de pantallas de este tipo en el ámbito doméstico.

Hace poco más de un año te informábamos aquí en The Inquirer del abandono de Panasonic del sector del plasma de manera que ahora tras el fin de LG en dicho segmento el único actor de importancia que queda es otra casa surcoreana, Samsung, aunque no fabrica sus propios paneles y por el momento no ha comunicado quién se los proporcionará dado que su filial dedicada a ello también abandona la fabricación a finales de noviembre.

Los LCD no con capaces de generar unos colores negros tan intensos y tampoco permiten ángulos de visión tan amplios. Los plasma son capaces de generar unos tonos negros de oscuridad total (incluso porciones pequeñas y dinámicas en la pantalla) a pesar de la iluminación ambiental y al carecer de las necesidades de contraste dinámico habituales a los actuales televisores LED el contraste es muy superior y no se producen distorsiones con las alteraciones de brillo, por ejemplo, cuando en la imagen aparece el potente foco de un concierto destacando en medio de la oscuridad mientras la cámara se desplaza. Para determinados usos (exposición pública, amplio auditorio, escaparates, bares…) puede ser una mejor solución debido al mayor ángulo de visión que permite.

A cambio los plasma, mientras son capaces de mostrar esos negros casi absolutos no generan unos blancos capaces de ser tan brillantes como un LED, lo que puede suponer un problema si hay una fuerte iluminación ambiente en la estancia. También hay que tener en cuenta que aunque los modelos de última generación han mejorado mucho en este aspecto el consumo energético de un plasma continúa siendo varias veces superior a un LCD equivalente en tamaño. Y hablando de tamaño mientras hay televisores LED de un grosor casi ridículo la tecnología del plasma no ha logrado ser competitiva en ese aspecto de manera que en función de las necesidades estéticas también podríamos apuntar esta circunstancia como negativa para este tipo de pantallas que, evidentemente, hace tiempo que han perdido el favor del mercado y quedan reducidas con retiradas como la de LG a un margen muy residual de usos y clientela.

 

vINQulo

Reuters