Linus Torvalds: “Los discos duros son el demonio”

El ingeniero finlandés se declara usuario exclusivo de equipos portátiles o de escritorio silenciosos que almacenan la información en unidades de memoria Flash.

Cuando Linus Torvalds, ingeniero de software finlandés conocido por iniciar y mantener el desarrollo del kernel Linux, abre la boca no tiene reparos en hablar sin tapujos. En marzo pasado, calificaba de “idiotas” a los fabricantes de SUSE Linux por la forma en la que manejan la seguridad del sistema. Este verano se enfrentaba a Nvidia o, en sus propias palabras, a “la peor compañía con la que hemos tratado” en el ámbito Linux. Y ahora, ha decidido dirigir sus ataques al mercado de los discos duros.

Ha sido durante una charla con la audiciencia de Slashdot, durante la cual Torvalds no ha dudado en comparar este sistema de almacenamiento con el mismísimo demonio.

El desarrollador se ha declarado usuario exclusivo de equipos de escritorio o portátiles que almacenan sus datos en unidades de memoria Flash. Y es que, mientras los discos duros tradicionales almacenan la información en platos giratorios, la tecnología de estado sólido es capaz de leer y escribir datos a velocidades significativamente más altas.

“El almacenamiento rotatorio va por el camino del no”, dice Torvalds. “Dejadme contar las maneras en que lo odio. Sus latencias son terribles y yo, personalmente, me niego a usar una máquina que tenga esos platos sucios llenos de herrumbre”.

Aunque concede que los discos duros todavía tienen un papel que desempeñar en el interior de dispositivos que trabajan con grandes cantidades de información en centros de datos de todo el mundo, se niega a aceptar el mismo futuro para los PC. “Sí, quizás los platos giratorios estén bien para algunas cajas NAS en las que se guardan grandes archivos multimedia o en un cluster de almacenamiento cloud, donde la latencia de la red vuelve secundaria la latencia del disco”, comenta Torvalds. “¿Pero en un equipo real? Ugh. ¡Fuera de mi vista, Satanás!”.

Tampoco es fan de los ordenadores ruidosos. “Mi requisito principal, dado que las CPUs son lo suficientemente rápidas, es que el sistema sea muy, muy silencioso y que cuente con una buena SSD. Si mi gato se digna a saltar en mi regazo mientras estoy trabajando, el ruido más fuerte en la habitación debería ser su ronroneo, no el ordenador”, concluye.