Los procesadores con más de 8 núcleos “son inútiles”

El ancho de banda del bus de memoria (rendimiento y latencia) no ha aumentado con la suficiente rapidez en proporción a la ley de Moore, como indican en ars technica,
por lo que las hambrientas unidades centrales de proceso se topan con el denominado “muro de la memoria”. Es decir, el bus de memoria no es capaz de gestionar la avalancha de datos que le llegan desde las unidades de proceso.

Este problema se agrava por el aumento de frecuencia de las CPUs y la inclusión de múltiples núcleos, que no solamente no aumentan el rendimiento sino que pueden llegar incluso a retrasar la ejecución en determinadas aplicaciones.

Los investigadores de Sandia establecen que el descenso de rendimiento comienza a partir de los ocho núcleos, estableciendo que los 16 núcleos sería el máximo admisible si no se soluciona el problema de la memoria.

Solución que podría llegar como muestra la simulación de Sandia, con técnicas como chip-stacking un proceso que “apilaría” la memoria junto al chip del procesador en un único paquete. IBM, Intel o Sun investigan en este tipo de tecnologías, aunque pudiera ocurrir que cuando lleguen al mercado ya estén disponibles procesadores de 80 núcleos como el anunciado por Intel, con lo que el problema se repetiría.

Además, otros componentes del equipo siguen suponiendo un cuello de botella frente al “ansia” del procesador, por lo que se impone un conjunto homogéneo de hardware y aplicaciones y sistemas operativos optimizados, antes de seguir por la senda de los “chorrocientos” núcleos.