Negocios frente a la recesión: estrategias para aprovechar la crisis

Cuando una persona tiene problemas, su reacción natural es proteger sus necesidades básicas de alimentación y refugio en el corto plazo. Lo mismo ocurre con las empresas.

Cuando llegan las vacas flacas, éstas tienen como prioridad mantenerse a flote y retener a los clientes y, para ello, los directivos estudian métodos de recortar gastos y mejorar la eficiencia inmediata de los procesos de negocio. Ante este objetivo común, existen dos posturas para hacer frente a un clima de recesión económica: adoptar medidas a corto o a largo plazo centradas en una visión global o departamental. Ambas tácticas afectan o son aplicables a la gestión de los activos IT, muy influidos por la resistencia de las empresas a realizar cambios o adaptarse al entorno económico cuando se trata de operaciones de negocio.

Estrategia a largo plazo

Las empresas operan como una unidad cuando todas las decisiones y objetivos son aplicables en cada sección concreta pero con una visión destinada a mantener la coherencia del negocio y los objetivos en el largo plazo. Puede haber múltiples beneficios en una aproximación a largo plazo cuando esas organizaciones aseguran operaciones aplicables en todas las fases del negocio, fomentando la comunicación entre departamentos, así como entre cada grupo de trabajo, y focalizando el trabajo hacia los mismos objetivos de negocio. Cuando se van a implementar tecnologías potencialmente costosas, la mentalidad a largo plazo puede ser una ventaja, apoyada en el cálculo del retorno de inversión (ROI), ya que una herramienta se adopta tanto a través de la empresa completa como de un único departamento y sus beneficios se van a ver en el medio y largo plazo.

Herramientas como Software Asset Management (SAM) son un perfecto ejemplo de esto. Proporcionan la posibilidad de tener una completa visibilidad de las licencias de software en la compañía, lo que permite a los departamentos ejecutivos e IT saber cuándo las licencias van a ser utilizadas y pueden ser redistribuidas o canceladas para optimizar recursos. Esto también asegura que la compañía tiene el número correcto de licencias comparando el uso real que se hace del software. Estos ahorros son más evidentes cuando la tecnología es implementa a lo largo de la compañía entera que de un único departamento.

Estrategia a corto plazo

Sin embargo, una visión aplicada sólo en el largo plazo inevitablemente tiene sus inconvenientes, como negar a los departamentos el derecho a actuar con autonomía para implementar políticas en actividades que podrían ser altamente beneficiosos en una pequeña escala, pero que podrían no estar a tono con las políticas del resto de la compañía.

Las implementaciones a gran escala pueden ser caras y, a menudo, lentas y complejas de poner en marcha; además, pueden dificultar el retorno de inversión. A menudo, las soluciones a una menor escala pueden llevar a evitar mayores costes en el total del presupuesto. Cuando las condiciones económicas son inciertas, la flexibilidad es esencial para asegurar que el negocio es capaz de adaptarse al entorno para mantener los costes bajos y una alta eficiencia en el corto plazo.

Cada vez más, los empresarios están adoptando este segundo método para sobrevivir a la recesión, permitiendo a los departamentos ser independientes y actuar casi como organizaciones individuales. Con el incremento de la presión para reducir gastos y aumentar la productividad, los departamentos están forzados a incrementar la velocidad con la que pueden implementar medidas de recorte de costes a pequeña escala. Esta flexibilidad puede ser un gigantesco activo para el empresario, ya que posibilita a las unidades de negocio conservar sus presupuestos y mejorar la productividad por la vía más apropiada, implementando tácticas a corto plazo que ofrecen beneficios a través de tácticas que podrían no ser trasladadas al resto de la organización.


Dentro de las tecnologías IT, la implementación de tecnologías como voz sobre IP (VoIP) puede ser altamente beneficiosa para las tareas asistencia al cliente, optimizando el tiempo de los trabajadores y mejorando la eficiencia del equipo de servicios IT. Pero este tipo de tecnología podría no ser relevante para otras áreas de la empresa; por lo  tanto, es sensato proporcionar a los departamentos la flexibilidad de elegir las herramientas IT concretas que necesitan para su trabajo.

Dentro de los elementos negativos de este planteamiento, destaca que esta mentalidad a corto plazo puede dejar el negocio fragmentado y desconectado en el momento de la recuperación económica. Las áreas que trabajan alrededor de objetivos individuales pueden causar al empresario la pérdida de oportunidades a la hora de provocar ahorros mayores y un alto retorno en el largo plazo cuando la situación mejore.

Cuando los presupuestos IT comiencen de nuevo a incrementarse, la implementación de herramientas en toda la organización servirá para generar beneficios a largo plazo pero se convierte en una tarea difícil si se ha producido una desfragmentación. Reunificar al personal, los procesos y las tecnologías en un nivel más amplio puede ser una tarea complicada.

A la búsqueda de la estrategia correcta para el actual clima económico

Como se ha visto, cada planteamiento tiene elementos positivos y negativos e, inevitablemente, las más exitosas organizaciones serán aquellas que adopten los aspectos positivos de ambos. Para sobrevivir, y prosperar, en una recesión económica, los empresarios necesitan no focalizarse enteramente en el corto plazo, si no que deben mantener una visión estratégica a largo plazo de los objetivos del negocio.

A la hora de invertir en tecnología, deben ser consideradas las implementaciones que abarquen la totalidad del negocio pero con un coste eficiente, aquellas que ofrezcan el mejor ROI y que creen una base permanente de eficiencia tecnológica para el trabajo. Las organizaciones no deberían temer realizar adquisiciones que abarquen toda la empresa, pero sí deberían buscar concienzudamente soluciones que eviten grandes gastos iniciales y complicaciones en la implementación de los sistemas, conceptos que a menudo van unidos.

Sin embargo, las soluciones a corto plazo son también necesarias, ya que los presupuestos se reducen en época de crisis y los recortes en los gastos operativos se ejercitan a menudo por áreas. Ante esto, las compañías necesitan adoptar una actitud más flexible para la implementación de dichos activos, buscando herramientas que podrían ser consideradas “mid-market” para conseguir los ahorros requeridos.

Las soluciones designadas para una actuación a pequeña escala son ahora más escalables que nunca y pueden ser utilizadas con eficiencia tanto por grandes compañías como por pequeños empresarios, reteniendo sus recursos centrales para realizar un rápido despliegue y posibilitando un rápido retorno de inversión.
Asumiendo las ventajas de los aspectos positivos tanto en una amplia como en una reducida escala, las organizaciones pueden asegurar que cubrirán las necesidades inmediatas para conseguir ahorros, sin sacrificar por ello los beneficios a largo plazo. La clave es realizar acciones en el corto plazo pero tener la vista puesta en una visión global, en una planificación estratégicamente diseñada para un futuro en el que se supere la mala situación económica.