Aunque la cantidad solicitada por el presidente de los Estados Unidos de América era muy superior, finalmente el Congreso USA ha autorizado la compra de 50.000 cámaras personales para los oficiales de la policía, lo que supondría un gasto de 75 millones de dólares durante los próximos tres años. No se trataría de desembolsar la totalidad del coste de dichas cámaras sino de ayudar a financiar este gasto a los propios cuerpos de policía.
Sería parte de los 263 millones de dólares con que la administración Obama dota a la comunidad policial para mejorar sus condiciones. En el caso concreto de las cámaras personales permitirían disponer de un registro desde el punto de vista del propio agente de los sucesos a los que deben hacer frente, algo que reforzaría el testimonio en caso de asistir a la comisión de delitos.
Esta iniciativa de Obama debe enmarcarse dentro de una política más amplia de transferencia de tecnología militar a ámbitos policiales, algo que precisamente ha sido criticado durante los recientes incidentes provocados a consecuencia del incidente de Ferguson, con una exigencia de que exista una revisión civil sobre el material y equipamiento de origen militar con el que se dota a determinadas unidades policiales.
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