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Irán pero no volverán.

Al menos son los planes iniciales de este proyecto tan ambicioso como polémico por lo que tiene de viaje sin retorno a otro planeta. La razón es que por el momento no resulta viable añadir en las naves todo lo que necesitarían para despegar de la superficie marciana y regresar a la Tierra por lo que se trata de expediciones orientadas a establecer una colonia permanente en nuestro vecino.

Tras el viaje inicial se producirían otros a un ritmo bianual durante al menos diez años de manera que se situaría sobre la superficie de Marte a cuarenta terrícolas que tendría que ser completamente autosuficientes. Para ello, entre otras cuestiones, llevarían placas solares de última generación que, a pesar de que Marte está más alejado del Sol que la Tierra, aprovecharían la mayor cantidad de radiación que llega a la superficie gracias a la menor densidad de la atmósfera del planeta.

El viaje inicial se calcula que tendría un coste de 6.000 millones de dólares mientras que los posteriores rondarían los 4.000 millones.  Los promotores de la iniciativa tienen previsto obtener los fondos necesarios de lo que sin duda sería un producto único e irrepetible: un reality show de cobertura mundial que permitiría seguir los progresos de los candidatos en la fase eliminatoria, a través de las duras pruebas que tendrían que superar, la simulación de su estancia allí mediante un emplazamiento idéntico pero ubicado en nuestro planeta, y a lo largo tanto del viaje a Marte como de su estancia allí. Sería como mandar al espacio la casa de “Gran Hermano” sólo que sin posibilidad de nominaciones ni de abandonar el recinto una vez emprendido el viaje.

El aspecto más polémico del proyecto es sin duda la imposibilidad de regresar de este viaje, con las consecuencias que ello implica para los participantes y sus familiares y seres queridos.

En 2016 se lanzarían las primeras naves que servirían para  enviar suministros que aguardasen la llegada de los primeros humanos en Marte. Serían 2.500 kilos de material diverso (repuestos, placas solares, equipamiento…) que aterrizarían en las proximidades del emplazamiento de destino de las misiones tripuladas. En 2018 llegaría otra misión con un explorador del estilo del Curiosity que examinaría más concienzudamente el terreno circundante a la zona prevista de llegada para reconocer el terreno. En 2021 habría seis envíos (aún no tripulados) con los módulos de las zonas a habitar que serían ensamblados allí mismo por dos operarios robotizados manejados por control remoto desde la Tierra y que dejarían el asentamiento preparado para ser ocupado por sus habitantes.

En 2022 comenzaría la producción de electricidad, oxígeno y agua en la base marciana, y en septiembre de ese año despegaría de la Tierra la primera tripulación con rumbo a otro planeta. Estos llegarían a su destino en 2023 y sólo tendrían que encargarse de pequeños ajustes finales manuales en las instalaciones para comenzar a producir sus propios alimentos. Pocas semanas después otras cinco misiones se encargarían de hacerles llegar aún más suministros y material para su estancia allí.

En 2025 llegaría una segunda misión a un emplazamiento que ya estaría más avanzado por los trabajos de la primera expedición, desarrollando plenamente diversas labores científicas y de exploración. Y ya tendríamos vecinos marcianos.

vINQulo

Mars One