Las organizaciones españolas, entre las más avanzadas en la aplicación de metodologías ágiles

Un tercio de ellas ya habría superado la etapa básica en cuanto a metodologías ágiles, la misma cifra que en países como Francia y Alemania.

Más de tres cuartas partes de las empresas españolas creen que tanto las metodologías ágiles como las prácticas DevOps “son fundamentales para el éxito de la transformación digital”.

Así lo indica CA Technologies, que ha publicado el informe “Accelerating Velocity and Customer Value with Agile and DevOps”. De acuerdo con el CTO de CA Technologies Iberia, Rufino Honorato, “en la economía de las aplicaciones las marcas se definen por las experiencias digitales únicas y en constante evolución que ofrecen a sus clientes. Para tener éxito, las organizaciones españolas deben estar ‘construidas para cambiar’, poniendo el software en el centro de todo lo que hacen, y cambiando la forma en que planifican, desarrollan y ponen en el mercado aplicaciones y productos”. Honorato añade que “las metodologías ágiles añaden la voz del cliente a las fases tempranas del ciclo de desarrollo y permiten iteraciones del producto basadas en la retroalimentación continua”, mientras que “las prácticas DevOps promueven la colaboración entre desarrollo y operaciones para mejorar la velocidad y la calidad de las aplicaciones y la entrega del producto”.

Pero, ¿están implementando las organizaciones españoles ambas tecnologías? CA Technologies destaca que las empresas de nuestro país se encuentran entre las más maduras a la hora de aplicar las metodologías ágiles. Un tercio de ellas ya habría pasado la etapa básica y estaría en una etapa avanzada, al mismo nivel que las de Francia y Alemania. Eso sí, todavía le quedaría un poquito para alcanzar el 36 % detectado en Italia.

En cuanto a metodologías DevOps, sólo un 27 % de las compañías patrias se han sumergido en la etapa avanzada frente al 33 % de Suecia, el 39 % de Francia o el 40 % de Alemania.

Lo que todavía impediría una adopción mayor sería la inquietud en materia de seguridad, la integración de herramientas, su disponibilidad y la falta de competencias internas.