Path: una red social para no expansivos

¿Hay lugar para más redes sociales? El nacimiento continuo de nuevas propuestas y plataformas deja claro que por lo menos hay mucha gente que cree que sí. Y si bien la mayor parte de ellas mueren en el intento, algunas logran llamar la atención de medios especializados y hacerse con el favor de muchos early-adopters. A partir de ahí, toca la prueba final: lograr un boca a oreja que haga que el número de usuarios crezca y el nombre del producto salte al mainstream. En ese punto de inflexión precisamente se encuentra Path.

Path es una red social relativamente nueva (tiene en realidad más de un año, pero su segunda versión, responsable de su reciente éxito, tiene solo un par de meses), exclusivamente para móvil, que desde el principio centró su discurso en la privacidad y en ser una red social en la que el objetivo no es compartirlo todo con cuanta más gente mejor, sino tan solo con los amigos de verdad. Este camino divergente de la corriente liderada por Facebook, sumado a una interfaz con un diseño muy cuidado y sencillo de usar son dos de las razones de su éxito. Aunque como ocurre con todo lo que crece muy rápido, los problemas no se han hecho esperar.

Privacidad: la gran baza y el error

Es muy posible que si Path no tuviese a la privacidad como uno de sus baluartes, el error destapado la semana pasada no hubiese levantado tantas iras. De Facebook o de Google todo el mundo se lo esperaría, pero ¿cómo imaginar que Path, los abanderados del bien en las redes sociales, almacena en sus servidores la libreta de direcciones que el usuario tiene en su smartphone sin pedir permiso? Si el error no se convirtió en escándalo es porque Path continúa siendo de momento una red algo marginal.

Eso sí, la respuesta de la compañía fue rápida y alabada por todos los usuarios antes enfadados: un post de David Morin, fundador de Path y ex-empleado de Facebook, en el blog en el que pide disculpas y un compromiso. De verdad se toman la privacidad en serio, por lo que han borrado todos esos datos almacenados en sus servidores. A partir de ahora, prometen, pedirán siempre permiso.

Pero, ¿por qué se dice que la privacidad es uno de los puntos fuertes de Path? Muy sencillo: frente a otras redes sociales en las que se anima al usuario a tener cuantos más amigos mejor, en Path el enfoque es otro. Con un límite de 150 amigos (eran 50 en la primera versión), se anima a agregar tan solo a amigos de verdad. Al fin y al cabo, se les va a contar hasta la hora a la que uno se levanta, por lo que mejor si se tiene confianza. Si el usuario quiere compartir algo con más gente, puede escoger también que la actualización se lance en Facebook, Twitter, Foursquare o Tumblr.

Un diario en el móvil: momentos y emociones

¿Cómo funciona Path? La idea principal es algo similar a la del Timeline de Facebook: crear una especie de diario online del usuario, aunque con el énfasis no tanto en que que lo vea todo el mundo (“esta es mi vida”), sino en recordarlo uno mismo. Y compartirlo con la misma gente con la que se compartiría un diario. Se trata, dicen desde Path, de registrar momentos: una fotografía (con filtros a lo Instagram), un lugar, con quién se está, qué se está escuchando, una simple reflexión o si se está dormido o despierto.

Esto último es una de las novedades más sorprendentes de Path. ¿Por qué iba a querer alguien compartir hasta cuántas horas duerme? Desde la compañía explican que en la era móvil en la que el estado offline ha desaparecido, el único momento en el que no se está online es mientras se duerme. Cuando el usuario está durmiendo, para no molestar, se desactivan las notificaciones.

Path también permite, por supuesto, interactuar con las actualizaciones de los contactos, pero en vez del simple “me gusta” y comentarios, la app introduce las emociones: se puede sonreír una actualización, quedarse boquiabierto ante ella o incluso poner mala cara. Es decir, el tan demandado “no me gusta” de Facebook sí esta presente en Path.

Inversores contentos y dos millones de usuarios

¿Cómo le va a Path? A pesar de sus limitaciones (es una app solo para iOS o Android), bastante bien: desde el lanzamiento de su segunda versión en noviembre han doblado el número de usuarios y ya tienen dos millones. Además, parecen contar con el favor de los inversores hagan lo que hagan: a principios del año pasado, por ejemplo, Path rechazó una oferta de compra de Google por 100 millones de dólares. La mayor parte de sus inversores aplaudió la decisión.

Por supuesto, para traspasar ese punto de inflexión y llegar más allá de los early-adopters Path necesita todavía pulir algunos detalles. El hecho de ser solo para iOS y Android deja a muchos usuarios fuera, por ejemplo. Además, y a pesar del énfasis en que se trata de una red social para amigos verdaderos, los usuarios que se abren una cuenta ahora tienden simplemente a añadir a quien esté, volviendo al error de confundir a conocidos con amigos. Esto, advierten los expertos, le quita a Path todo su atractivo: cuantos más contactos no íntimos se tengan, menos cosas se compartirán.

¿Logrará Path ser la red social que muchos esperaban? Todavía hay que esperar para saberlo, pero lo cierto es que las actualizaciones llegadas desde Path se ven cada vez más en Facebook y Twitter. En una época en la que todo es cada vez más público, lo privado parece volver a ganar seguidores.