Por qué la compra de Nest por Google era cuestión de tiempo

Tras la adquisición, Google consigue entrar de lleno en el sector de las casas conectadas, una visión muy similar a la de Apple y un buen puñado de patentes.

La noticia tecnológica de esta semana fue sin duda la de la compra de Nest por parte de Google por 3.200 millones de dólares. A muchos les sorprendió que fuese Google y no Apple quien lo hiciera y la mayoría se sintieron algo decepcionados al perder la independencia de una de las startups más prometedoras del mercado. Pero que Google (o Apple) compraran Nest era solo cuestión de tiempo.

¿Qué consigue Google al hacerse con Nest? La lista de ventajas es enorme, con tres que destacan sobre el resto. En primer lugar, logra meterse de lleno y de forma instantánea en uno de los nuevos mercados tecnológicos que, como se vio en el pasado CES 2014, va a ser clave en los próximos años: el del Internet de las cosas y los hogares conectados. Los wearables ya los tiene cubiertos con las Google Glass. Ahora también está en las casas.

Otro de los temas más comentados es que esta adquisición lleva a Google lo mejor de Apple y que es, en realidad, como si ambas compañías uniesen fuerzas. Nest está lleno de ex-empleados de Apple y su cofundador y CEO, Tony Fadell, es el responsable de diseñar el iPod. Google suma a su equipo a un ingeniero brillante, con sensibilidad para el diseño y que sabe hablar en público. Además, la compra le da a Google un buen puñado de patentes relacionadas con este nuevo sector del futuro.

La cuarta razón y la desconfianza: Google entra en casa

Otra de las razones por las que a Google le interesaba Nest es una de las que está dando más que hablar: al hacerse con la startup de termostatos y alertas de incendio inteligentes, Google da un paso más y logra datos sobre un nuevo aspecto de las vidas de los usuarios. Google entra en casa. ¿El problema principal? Nadie le invitó.

Y es que los consumidores que se hagan ahora con un producto de Nest ya saben lo que hay, pero es muy posible que los que ya tienen en su casa el termostato o la alarma de incendios no se hubiesen hecho con el producto si este fuese de Google. Ellos dejaron entrar en sus hogares a Nest, no a un gigante que tiene un gran problema de confianza. Esa privacidad que aún parecía que teníamos en casa desaparece.

Quizá al final no importe y los usuarios acepten la entrada de Google en el hogar, igual que aceptaron que leyese sus mails o que los siguiese por la calle, pero sí es cierto que, al comprar Nest, Google ha estropeado un poco el producto. Nest ya no brillará por su independencia. El resto de sus virtudes tendrán que brillar más.