¿Cómo lo consiguen? Pues gracias a una combinación de dos sistemas. Uno integrado en el dispositivo, bien como parte del SoC de los nuevos Snapdragon 800 o como con circuito integrado que podría independiente que podría integrarse a cualquier SoC.
Y luego otro en forma de cargador con enchufe, como el de cualquier smartphone o tablet actual. La diferencia está en la potencia que es capaz de manejar, 60 W, nada mal teniendo en cuenta lo que da el USB 2.0 de sí.
Quick Charge ya permitía recargas un 40 % más rápidas, pero con la nueva versión se acelera aún más, lo cual puede hacer que si te quedas sin batería en tu smartphone justo antes de salir, con unos minutos enchufado puedes tener una reserva de emergencia bastante decente para salir adelante unas horas
Pero el potencial de esta tecnología no está sólo en smartphones o tablets, también sirve para pequeños portátiles y netbooks, por lo que puede convertirse en un estándar en bastantes productos. Eso sí, para ayudar a su expansión la tecnología no será exclusiva para productos que usen SoCs Qualcomm, sino para cualquiera cuando esté disponible en 2014.
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