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Elecciones europeas. En la tercera, en la cuarta y en la quinta legislatura del Parlamento Europeo, la actual comisaria de Sociedad de la Información, Viviane Reding, fue miembro de la Eurocámara. Ahora, con la sexta legislatura en su última semana y la séptima a menos de siete días de su elección (al menos en España), Reding abandona momentáneamente y puede que definitivamente su cargo para hacer campaña.
La comisaria es cabeza de lista de los conservadores de Luxemburgo, el CSV, integrado en el Partido Popular Europeo, con tres de los seis diputados que el gran ducado puede aportar a las filas de los europarlamentarios en la última legislatura.
“La campaña concierne al Parlamento europeo, no a la Comisión”, apuntaba recientemente en una entrevista con Le Monde el presidente de la misma, Jose Manuel Durao Barroso. Barroso recordaba entonces que los cargos de la Comisión no son elegidos por el pueblo mediante plebiscito, sino que son elegidos por los países miembros.
En el oscuro mundo para el profano de la política europea, tres son los pilares básicos en los que se asienta el poder de la Unión: el Parlamento, elegido por voto directo del electorado y en unos países con lista abierta y otros cerrada; el Consejo de Ministros, formado por los máximos dignatarios de los países miembros; y la Comisión, con su presidente y sus diferentes comisarios, como es el caso de Viviane Reding.
Unos dan cuentas a otros… y unos controlan a otros. Como demostró el paquete telecom, unos y otros pueden estar en completo desacuerdo y pueden con sus decisiones frenar los proyectos o las decisiones de los otros. De hecho, un comisario europeo no puede ser al mismo tiempo europarlamentario.
“Los miembros de la Comisión pueden ser miembros activos de partidos políticos o de sindicatos mientras que su actividad no ponga en duda su disponibilidad al servicio de la Comisión”, se puede leer en el código de conducta a seguir por los comisarios. “Los miembros de la Comisión no pueden ejercer mandato público, de la naturaleza que sea”, se lee poco más abajo.


Por tanto, si un miembro de la misma es elegido en las elecciones del próximo fin de semana, podría verse obligado a dejar su puesto. “Deben ser remplazados, salvo si el Consejo decide que no hay lugar para hacerlo, porque la duración de la Comisión no será mucho más larga”, ha apuntado un portavoz de Durao Barroso a AFP.
Por el momento, tanto Reding como algunos de sus colegas (Megleva Kuneva, de Consumo; Louis Michel, de Desarrollo; y Danuta Hubner, de Política Regional) se encuentran de baja para dedicarse a hacer campaña. El responsable de Justicia, Libertad y Seguridad, Jacques Barrot, se ocupa momentáneamente de la cartera de Telecomunicaciones que normalmente está bajo la égida de Reding.
Periodista y política
Pero, ¿quién es Viviane Reding? La mandamás de sociedad de la información, a la que algunos medios tachan de dama de hierro de las telecomunicaciones, no es ni una recién llegada ni una aficionada. Reding es, todo parece indicar, un animal político.
Cincuenta y ocho años, siempre con un aspecto impecable y siempre dando guerra a un sector que no siempre la ha aceptado bien, la comisaria cuenta con una amplia trayectoria política, que simultaneó con su carrera como periodista. Doctora en Ciencias Humanas por la prestigiosa universidad parisina de la Sorbona, como se puede leer en su curriculum vitae público, ha sido periodista entre 1978 y 1999 en el Luxemburger Wort y entre mediados de los 80 y 1998 fue la presidenta de la asociación profesional de periodistas del gran ducado.
En paralelo, Reding se interesó por la política. Parlamentaria en su país en los 80, eurodiputada en los 90 y vicepresidenta del Partido Cristiano Social (conservador, PCS en sus siglas en francés y CSV en luxemburgués), la actual comisaria ha tenido una larga trayectoria política.


Antes de ser comisaria de Sociedad de la Información, lo fue de Educación.
Resultados electorales
Luxemburgo será uno de los países en los que se registren las más altas cotas de participación, según el diario local L’Essentiel. El voto en el país es obligatorio y no ir a las urnas puede suponer una multa. “Las gentes no deben decirse, bueno, no tenemos más que seis parlamentarios europeos luxemburgueses, no pueden hacer cambiar las cosas”, arenga Reding para animar a sus votantes a acudir a las urnas. “Es falso. Es necesario diputados europeos fuertes, porque no es la talla del país lo que cuenta sino la personalidad de los candidatos”.
Europeísta y partidaria de soluciones comunes, una Unión en la que los países más pequeños no sean esclavos de los grandes y en la que cada europeo cuente, así defiende su posición Reding en el programa de su partido.”Queremos una Unión donde prime la fuerza del derecho y no el derecho de los fuertes”, defiende.
Por el momento, su entrada en la lista de su partido no le ha dado más que dolores de cabeza con la oposición, que no acaba de ver la doble condición compartida (candidata y comisaria) y ha levantado dudas sobre su futuro.
¿Qué pasará cuando, más que probablemente siendo cabeza de lista, Reding salga elegida? ¿Volverá a ser aupada como Comisaria? ¿Dejará este cargo para pasarse al otro lado, al lado del Parlamento? ¿O será el momento de renovar la Comisión y dar entrada a una de las reclamaciones de la industria, que pide un comisario específico de economía digital?
Las cartas están echadas… sólo hay que darles la vuelta para saber que ocultan. La solución, el próximo lunes.