La guerra tecnológica continúa. Estados Unidos quiere potenciar la industria nacional de procesadores, al igual que la Unión Europea, que responde al desabastecimiento del mercado con la Ley Europea de Chips y el aumento de la capacidad de producción de los países miembros.
Corea del Sur va por el mismo camino. El Gobierno de Yoon Suk Yeol impulsará las inversiones privadas en el sector a través de exenciones fiscales y otras facilidades a nivel de ubicación o mano de obra.
Así lo ha comunicado el presidente, tal y como recoge Reuters, lo que beneficiará a empresas como Samsung.
De hecho, Samsung Electronics tiene previsto contribuir a la construcción de un gran centro de producción de semiconductores en su país de origen. Para ello, invertirá alrededor de 230 000 millones de dólares durante un periodo de veinte años.
Este esfuerzo inversor tendrá como resultado más visible la construcción de cinco fábricas de chips cerca de Seúl y la atracción de unas 150 empresas, lo que habla de las grandes expectativas con las que nace esta iniciativa en uno de los territorios tecnológicos más potentes del planeta.
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