Se espera mucho del próximo gran dispositivo de Samsung. El Galaxy S 4, que se presentará mañana en Nueva York, tiene muchos retos.
Para empezar, los comerciales. Los analistas creen que la surcoreana venderá hasta 10 millones de unidades durante el primer mes desde el lanzamiento oficial. Para asegurar un correcto funcionamiento de los procesos de fabricación y entrega, Samsung ya tiene un Plan B.
Los problemas de suministro con el Galaxy S 3 hicieron perder hasta 2 millones de unidades en ventas, según los analistas que consulta Reuters.
La surcoreana no puede permitirse otro error similar y ya ha atado los cabos necesarios para asegurar un fluido suministro y proceso de fabricación.
El segundo reto al que se enfrenta la son las expectativas. Los mercados y los usuarios quieren vivir un wow momentum. Esperan ver un dispositivo innovador y competitivo, mejor que la versión anterior y que marque todos los records de ventas.
Nueva York es el emplazamiento que ha elegido Samsung para el esperado estreno. Será muy probablemente un evento fastuoso, a los que ya acostumbra el gigante surcoreano, que no escatima en gastos en marketing y despliegue de medios.
El coste de la campaña de publicidad móvil en los Estados Unidos ascendió a 400 millones de dólares en 2012. No sirvió para superar en ventas a Apple. El gran ausente en el smartphone será, según explica a través de un comunicado Tony Cripps, de Ovum, un sistema operativo propio.
Sea como fuere, el momento -las incógnitas sobre Apple- y lugar elegidos para lanzar el terminal puede cambiar las tornas.
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