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Una nueva forma de turismo podría estar a punto de nacer: la de visitar centros de datos de las principales compañías tecnológicas. A primera vista podría parecer aburrido, pero lo cierto es que la tourné llevaría a este nuevo turista 2.0 a pisar el círculo polar ártico, a bajar a minas de carbón en Japón, a visitar iglesias o catedrales, islas exóticas o micronaciones. La cosa así parece ya más atractiva.

¿De qué empresas hablamos y por qué han decidido viajar tan lejos en muchos casos para encontrar un hogar para sus datos? Las empresas son casi todas (Facebook, Google, HP…) y las razones son por lo general puramente pragmáticas: recortar gastos. Ya sea a través de tarifas de electricidad baratas o formas de reducir esa factura utilizando recursos naturales (el gran caballo de batalla es el de refrigerar los centros de datos), sumado a políticas impulsadas en algunos países que buscan atraer a la industria tech ofreciendo rebajas en los impuestos; al final parece que ese desplazamiento y salir del país resulta más barato que construir los nuevos centros de datos en el mismo lugar.

La búsqueda del frío: el polo, el agua, el viento

Uno de los climas más buscados a la hora de buscar casa para los centros de datos es el frío, con el objetivo de mantener los servidores refrigerados sin necesidad de un gasto extra descomunal en electricidad. Así, hace poco Facebook anunciaba la construcción de un nuevo centro de datos en Lulea, al norte de Suecia, una localización que, junto con otros dos pueblos de la zona, ya se presentan como lugar perfecto al que mover centros de datos y demás elementos relacionados con la industria TIC.

De hecho, en la web de la región, The Node Pole, resaltan cuatro características que los hacen perfectos para compañías tecnológicas: energía e infraestructura (con la electricidad con menor precio en Europa), seguridad y estabilidad (“geológica, política, social y digitalmente”), comunidad y competencia (resaltando la educación en tecnología de la gente de la región, gracias a la universidad), y clima y refrigeración para centros de datos. Combinación de características que parece haber convencido a Facebook, mientras que otras compañías, como Google, han optado por localidades similares en Finlandia.

Pero, ¿es subir al Círculo Polar Ártico la única forma de refrigerar los centros de datos de forma rápida? Por supuesto que no: otras opciones incluyen construir el servidor en una mina de carbón, como ha hecho Sun Microsystems en Japón, aprovechando las corrientes de agua subterráneas como refrigerantes; o utilizar el viento de la costa noroeste de Inglaterra como hace HP en su centro de datos de Wynyard.
Una opción que podría tener bastante futuro es la del agua, en centros de datos como el patentado por Google en 2008: flotando en el agua, generando toda la electricidad necesaria a través del viento y las olas, refrigerado por el mar y sin tener que pagar nada por el alquiler o compra de la parcela.

Ser destino de centros de datos: Isla Mauricio y Mauritania

Ante esta clara necesidad que tienen las grandes compañías tecnológicas de encontrar la localización perfecta (y barata) para sus centros de datos, ya son muchas las regiones que han empezado a dedicar una parte importante de su presupuesto en marketing en presentarse como lugares atractivos para este fin. Al igual que realizan las localidades de The Node Pole, en Isla Mauricio también creen que podrían dejar de depender un poco del turismo atrayendo a la industria tecnológica. Para ello han combinado el desarrollo de un nuevo método de refrigeración de centros de datos con la aprobación hace un par de años de varias leyes que reducen las tasas a las empresas extranjeras que quierar extender su actividad al hasta ahora únicamente paraíso y destino de turistas en busca de playa.

En Mauritania también están trabajando para la atracción de empresas TIC, para lo que también han desarrollado un método de refrigeración de centros de datos consistente en unos tubos situados a 1.000 metros por debajo del nivel del mar, donde la temperatura es de 5 grados, que bombean el agua a un sistema de enfriamiento y a continuación la devuelven al océano.

Hasta hace unos años había otro extraño destino para centros de datos que utilizaba como cebo sus enormes ventajas fiscales: se trataba de Sealand, una ex plataforma marina de la Royal Navy situada en el Mar del Norte autoproclamada Estado independiente (sin reconocer por nadie más) en 1967. Esta micronación (a la venta desde 2007) fue un paraíso para centros de datos hasta 2006, momento en el que la plataforma sufrió un incendio que acabó con muchas de las infraestructuras contenidas en su escasa extensión de 550 metros cuadrados.

¿Qué características suelen tener entonces las localizaciones más exóticas para construir centros de datos? La respuesta es simple: ofrecer una solución al problema de la refrigeración que permita no tener que depender completamente de la energía eléctrica y, a ser posible, tener alguna clase de ventaja fiscal extra para la empresa que quiera iniciar su negocio en el nuevo país. Y si además cuenta con cierta protección divina (como es el caso del centro de datos construido bajo la Catedral de Uspenski en Finlandia o el de la Capilla de San Clemente del Boston College) o protección a prueba de desastres nucleares (la compañía sueca ISP Bahnhof tiene el suyo en un búnker nuclear), mucho mejor.

Los nuevos turistas de centros de datos tienen cada vez más variedad de destinos a su disposición.