La historia, que en un principio podía parecer un fake, o incluso una broma, es al parecer totalmente cierta y aunque se centra en la importancia de los selfies para una investigación policial y es la enésima demostración de que enviar algo por Snapchat no garantiza el anonimato, lo triste es que se trata de un brutal crimen.
Supuestamente, M.M.M. de Pennsylvania, habría disparado a la cara a R.M., ambos de 16 años. En los mensajes que M.M.M. envió por Snapchat, se encuentran fotos de la víctima, selfies en los que sale él mismo con la víctima de fondo y hasta mensajes tan perturbadores como “no fue el último”.
La policía y la madre de la víctima fueron alertadas cuando recibieron las noticias gracias a una de las personas que, al ver el mensaje, tomó una captura de pantalla. La policía encontró una pistola de 9mm y las fotos de Snapchat será una de las pruebas fundamentales en el juicio.
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