Mientras se prepara la comercialización de los procesadores “Knights Landing”, prevista para el próximo año, Intel ya piensa en formas de hacer avanzar su marca Xeon Phi.
Se sabe que “Knights Hill” se basará en la tecnología de producción de 10 nanómetros y que recurrirá a las funciones de interconexión veloz de la arquitectura Omni-Path desarrollada por la firma de Santa Clara. Lo de veloz viene a cuento de que la esperanza de Intel es que esta tecnología permita transferencias de 100 Gbps.
Otras características serían su simplicidad y la limitación de los costes de infraestructura, además de su escalabilidad y la densidad en puertos. O al menos así lo han dejado caer sus creadores.
Por ejemplo, en comparación con lo que ofrecen las soluciones con InfiniBand, la nueva propuesta de futuro de Intel necesita un 50% de switches menos. Promete una densidad de puertos 1,3 veces mayor y, a nivel de escalabilidad, las distancias entre ambos podría ser de unas 2,3 veces.
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