La historia es rocambolesca de principio a fin. Hans conoció a Nina, una ginecóloga rusa mediante un servicio de citas por Internet casándose a continuación. Debido, dicen, al fuerte carácter de Hans, el matrimonio pronto hizo aguas y la ginecóloga terminó enrollándose con el mejor amigo del desarrollador que para que no faltara nada a la historia posteriormente confesó ser un asesino en serie aunque sin relación con el asesinato de Nina.
El inevitable divorcio fue un infierno con órdenes de alejamiento y retirada de la custodia de los dos hijos de la pareja. Dos años después Nina Reiser desapareció en extrañas circunstancias y Hans fue detenido como principal sospechoso y condenado en abril de 2008, aunque los abogados de Reiser argumentaron en su defensa que el cuerpo no se había encontrado y que seguramente su esposa habría regresado a Rusia.
Sin embargo tras dos años desde su desaparición, representantes policiales han informado que Hans ha admitido haber estrangulado a su esposa y ha revelado la localización del cadáver, a cambio de una reducción de los cargos a asesinato en segundo grado que conlleva una pena desde 15 años de prisión a cadena perpetua. Un triste final para un genio.
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