“La respuesta políticamente incorrecta es que la PS3 es un grano en el culo para los desarrolladores”, dijo Himmerick, aludiendo a la dificultad de programación de videojuegos en la PS3 sobre otras plataformas.
Anteriores informes ya resaltaban la dificultad de la programación de videojuegos especialmente por el microprocesador Cell (desarrollado por IBM y Toshiba) “que requiere un esfuerzo de desarrollo significativamente mayor que las plataformas tradicionales”.
Gabe Newell de Valve fue uno de los más críticos con Sony: “invertir en el Cell es una pérdida de tiempo; no hay beneficios a largo plazo; no es una buena solución, ya que únicamente sirve para la consola de Sony”.
Kaz Hirai, CEO de Sony lo ve de distinta forma considerando que “la facilidad de programar” significa que “nadie será capaz de aprovechar el potencial del hardware, lo que muestra que nuestro producto ofrece más que la competencia”.
Sin embargo en CNET explican que por mucho que la PS3 pueda ofrecer depende en gran medida de terceras partes para tener éxito en el mercado y se preguntan ¿de qué sirve una consola tan potente si los desarrolladores no saben cómo sacar provecho de la misma?
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